10.Antes del dolor

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Capitulo 10.

La canción de Lady Gaga que tengo de alarma suena, me giro y estiro mi brazo, no he pegado el ojo en toda la noche, son las cinco de la mañana y tengo que despertar a Lion para hacer ejercicio, aparto las cobijas de mi cuerpo y me pongo de pie, he dejado la ropa  de hacer deporte sobre el sillón de mi habitación, me desnudo, me coloco la licra, el top y me calzo; en el baño lavo mis dientes y cara, me veo al espejo, mis ojos están algo hinchados y las ojeras han comenzado a aparecer debido a la falta de descanso, me recojo el cabello en una coleta alta y salgo de mi habitación. Desde el pasillo puedo escuchar a Monica en la cocina.

—Buenos días –—la saludo por detrás y ella pega un brinquito, cuando se gira le doy un beso en la mejilla.

—Hola preciosura, ¿tuviste una mala noche? 

—No dormí mucho — alzo los hombros restándole importancia. — ¿Qué estás haciendo?—Cuestiono al ver el desorden de ollas en la cocina.

—¡Limpieza profunda! — responde —Y tú—me señala  acusadoramente—Te dije que me dejaras el desorden de los chicos a mí.

—No fue mucho, ni siquiera moví un dedo solo los supervisé.

—Ay niña, si yo lograra que me obedecieran  como a ti—sonríe y niega con la cabeza.—Esos seis y tú papá son un desastre.

—Sí lo sé, ¿y Sofía?

—Limpiando el departamento de los locos esos —responde haciendo un ademán de manos. —En la puerta están las llaves para que vayas a despertar al joven Lion.

—Adiós — me despido encaminándome hacia la puerta.

 Encuentro las llaves y me encamino a la casa de los chicos, meto la llave en la puerta y la abro, como me dijo Monica, Sofía se encuentra con los audífonos  puestos aspirando la alfombra, sonríe al verme y me saluda con la mano, le sonrío de vuelta y me encamino a la habitación de Lion, apenas abro la puerta me tropiezo con un par de tenis, pongo los ojos en blanco, ¿cuándo aprenderá a ser ordenado?

A pesar de eso sonrío de la ternura al verlo, solo tiene un pantalón de chándal puesto, las cobijas están antinaturalmente enrolladas al final de la cama, su rostro de dios griego esta completamente relajado y sus largas pestañas descansan en sus pómulos. Agradezco  al cielo por haber superado ese pequeño crush en él.

Como todas las mañanas tomo impulso y me lanzo sobre él, se sobresalta y suelta un bufido.

—¿Cuándo dejaras de hacer eso?—habla con voz ronca, al estar sobre su cuerpo tengo que alzar la cabeza para ver su cara, sigue con los ojos cerrados y sus risos están desordenados en su frente.

—Cuando estés despierto a tiempo.

Él abre un ojo 

—Algún día, no hoy ni mañana, pero te prometo que algún día— me río ante su contestación y me aparto para que se pueda levantar. Quejandose y refunfullando lo hace.

—Ya ve y yo ordeno este desorden— señalo la cama. 

—Gracias, ya vuelvo —se anima un poco, se acerca para darme un beso en la frente y luego se adentra al baño.

Me toma bastante tiempo desenredar las cobijas y ponerlas en orden, termino justo cuando Lion sale del baño ya vestido con su pantalón de hacer ejercicio y una simple camiseta negra.

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Nos pasamos la mañana en el mini gimnasio de los departamentos, siempre pierdo la noción del tiempo cuando de ejercicio se trata, es algo que me hace sentir feliz y consume mi tiempo, el estomago de Lion empieza exigir por comida y me obliga a acompañarlo por desayuno.

Canciones para Alex (En Edición)Where stories live. Discover now