Capitulo 2-Tristán (Parte I)

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Viernes de mayo.

Mamá ya debía estar con papá, por eso aquel día estaba sola en mi habitación y los malos pensamientos inundaban mi mente, estaba recayendo pero no me importaba, si igual ya estaba por rendirme.

Mamá me estaba abandonando, quizás se había hartado de mí pero no podía culparla cuando yo me había hartado del mundo entero.

Debía distraerme o mi despedida sería más triste de lo que pensaba y yo quería disfrutar por lo menos unos minutos.

Mientras observaba mi habitación una mariposa búho —increíblemente hermosa— se posó en la ventana, así que sonriente tomé una hoja junto a un pincel y empecé a dibujarla, después de todo me estaba posando y sería la última que vería.

Amaba las mariposas.

Las sigo amando.

Ellas me amaban a mí, siempre entraban a mi casa, pensé que mi adoración hacia ellas las atraía, a pesar de que a mamá le asustaban.

Toc, toc, querida yo.

Repentinamente escuché que tocaban la puerta, no podía ser Kendall, el tío Arthur llegaría en una semana y mamá acababa de irse por lo que me volví un manojo de miedo y nervios ¿alguien me lastimaría antes que yo misma lo hiciera?

Todos, pero no ese día.

Me dirigí hacia la puerta, reuní valor y la abrí.

Tuve dos pensamientos ese día al abrir esa puerta, uno que cualquier chica de dieciocho años hubiese pensado y otro que es el que debí seguir para evitar todo esto, pero aún no es el momento de que lo sepas.

«¿Se adelantó navidad? Porque tanta belleza debe ser un regalo» pensé.

Como si hubiese escuchado mis pensamientos, reprimió una sonrisa y bajó la mirada.

No pensé que este día llegaría —Susurró. Debería sentirme triste, pero no puedo negar que estoy increíblemente feliz.

Yo también lo estaba.

Cuando sus ojos conectaron de nuevo con los míos, me detuve a mirar su rostro.

Su cabello en rulos anaranjado rojizo me recordó a una mariposa monarca, me encantó inmediatamente; sus ojos marrones café me miraban expectantes con un brillo especial, como si me conocieran completamente; su piel era blanca aunque en sus mejillas se estaba acumulando un tono rosáceo y su sonrisa... era simplemente hermosa.

Si ese hombre era mi tío, definitivamente estaría tensa todo el día.

Soy Tristán, Tristán Sommerfugl —se apresuró a decir.

Su cara, su nombre, su postura... todo de él me parecía tan familiar que no podía parar de observarlo mientras buscaba entre mis recuerdos.

Ojalá lo hubiese recordado allí.

Siento que te he visto o he escuchado de ti antes —mencioné dudosa.

Sus mejillas se sonrojaron más de lo que ya estaban inexplicablemente y las mías ardieron rápidamente por esa acción.

Si me recordaras, no estaría llamando a tu puerta —comentó aun sonriendo.

Ahora sé cuánto significaban esas palabras.

Me moví a un lado para cederle el paso, entró y cerré la puerta inmediatamente.

¿No crees que deberías ser menos confiada? —preguntó sentándose en el sofá.

Mi perdida salvación (Un mundo de mariposas) CORRIGIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora