Capitulo 6-Una noche diferente

53 17 26
                                    

Miércoles de mayo.

¿Recuerdas la tarea que me había dejado Tristán? Esa de "negarme a cualquier sentimiento hacia él". Lamentablemente, Tristán, ha pasado un año y medio desde ese día y sigo sin cumplirla, así que puedes suponer con obviedad que ese miércoles a un día de habérmelo pedido no había ni pensado en negarme a nada.

"...él no es tan perfecto como imaginas"

Esa frase quedó resonando en mi cabeza, necesitaba distraerme. Lo necesitaba a él, no me importaba qué tanto daño podía hacerme su presencia en mi vida.

Sigue sin importar mucho.

No sé si puedas comprenderme, pero en estos días que sé de su existencia me ha hecho sentir lo que no había sentido en mi vida, jamás me había sentido atraída por nadie, ni me había gustado el afecto, ni sentía la necesidad de tener a alguien cerca... hasta él.

No que recordara en ese momento.

—Tu cara demuestra la poca cordura y estabilidad emocional que tienes.

Sentí como mi corazón se detuvo para acelerar a toda velocidad, me mantuve en silencio para procesar lo qué había escuchado y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa por tenerlo frente a mí.

—Y tu reacción me demuestra que sigues sintiendo cosas por mí —Exhaló irritado.

Cerré fuertemente mis ojos para soltar lo que llevaba preguntándome desde el lunes.

—¿Tú no sientes cosas por mí?

El color se fue del rostro de Tristán y se acumuló un tono rojizo en sus mejillas. Me miró con la boca entreabierta pero antes de hablar desvió su mirada.

—Eso es muy diferente —Se limitó a decir.

¿Eso era una confesión de amor? Porque aunque no lo fuese ya yo me quería casar.

«Que ilusa que estás, mariposita» se burló mi conciencia.

Estaba por pelear con mi conciencia cuando sentí el peso de Tristán a un lado de la cama.

—¿Quieres hablar? —me encogí de hombros y me recosté en el colchón— Lo mejor es no salir hoy para que tu mamá no venga a "rescatarte" ­—Recalcó la palabra rescatarte con una nota de amargura.

—¿Algún día me confesarás cómo es qué sabes todo lo que pasa en mi vida?

Rió y se recostó al otro lado de la cama.

—Supongo que soy un acosador involuntario.

¿Me acosaba? ¿Y cómo era involuntariamente? Eso era una locura.

—¿Involuntariamente? —bufé— ¿Cómo sería eso?

—¿Podrías dejar de hacer preguntas patéticas?

¿Patéticas? Es una muy buena pregunta, es decir, patético era lo que él había dicho.

«Es patético que se lo preguntes cuando te ha repetido que no te responderá nada, mariposita» me recordó mi conciencia.

—No es patético —Insistí.

—Lo es —afirmó—, al igual que las notas que dejé en las flores que te regalé ¿No es cierto?

«Creo que olvidé activar algunas neuronas ¡Uppsi! Me voy» dijo mi conciencia y se largó.

—Jamás dije una cosa así—mentí—, amé las notas que dejaste —Eso era cierto.

Mi perdida salvación (Un mundo de mariposas) CORRIGIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora