10. YangZi

1.6K 292 15
                                    

-Zhan, jamás me buscaste, ¿no intentaste si quiera llamarme o escribirme? Todas estas semanas estuve pegada al teléfono esperanzada en que me contactarías en cualquier momento e intentaras arreglar todo – YangZi lloraba a mares en la habitación de Zhan. Hablar en la sala no era una opción pues Yibo se había sumergido en sus estudios en cuanto la chica ingresó al departamento, o eso fue lo que aparentó al esconder su rostro tras un libro si querer encarar a YangZi o Zhan.

Xiao Zhan por su parte se sentía sumamente culpable por toda la situación, aquello no podía haber pasado en peor momento. Sabía que tenía que encarar a YangZi en algún momento, pero no precisamente esa noche donde, tras haberse lanzado sobre Yibo comprendió con mucha nitidez que ya no lo veía como sólo su amigo, de pronto todo lo percibía con otros ojos. Había amado la sensación de poder acercarse al menor y devorarlo, dejarse devorar y entregarse a ese tipo de pasión que jamás había experimentado con sus anteriores parejas porque más allá de un encuentro físico y excitante estaba ese profundo y fuerte sentimiento de que era Yibo, su mejor amigo, su compañero, su complemento, podría jurar que era su otra mitad. Su relación de por sí era especial y sumamente significativa para él, con esa interacción pasional sintió como si se terminara de complementar su relación, como la última pieza de un perfecto rompecabezas que lo hacía sentir pleno y feliz. Muy, muy feliz.

Ahora aquel momento mágico se había estropeado completamente por su ex prometida, pero le había parecido de muy mala educación simplemente correrla cuando él mismo le había causado mucho daño a aquella chica que ahora lloraba frente a él con el corazón destrozado.

Zhan suspiró abatido, una pequeña parte por ver a YangZi llorando por su culpa y el resto de un tamaño muy considerable, por no poder ver el rostro de Yibo y descifrar lo que en ese momento pasaba por la cabeza del castaño. Odiaría que Yibo considerara lo que acababan de hacer como algo sin importancia, porque para él tuvo mucha, aquello había sido trascendental. Tomó asiento a lado de la pelirroja y sostuvo sus manos limpiando sus lágrimas con un pañuelo.

-YangYang, yo en verdad lamento todo lo que te hice y haberte lastimado tanto – Por primera vez en mucho tiempo, Zhan hablaba con total honestidad – jamás fue mi intención hacerlo. Sé que todo esto fue por mi culpa, tu no hiciste nada mal- sostuvo su mentón para que YangZi lo mirara a los ojos, pues le debía una gran disculpa – Tu eres un ser maravilloso que no merecía toparse con alguien como yo.

-¿Porqué siento que no estás sólo disculpándote por lo de QinSu? – pregunto YangZi mirando atentamente a Zhan. El tono de voz con el que le hablaba jamás lo había usado con ella.

-Me disculpo por lo de QinSu, soy un bastardo sin excusas – confirmó Zhan, tomó de nuevo las manos de la chica entre las suyas – pero también por tratar de ser alguien que no soy, por no ser sincero contigo ni conmigo mismo y al hacerlo te lastimé. Merezco tu odio y tu desprecio. No te busqué antes porque no tenía cara que darte ni forma de defenderme ante tus ojos. Yo no sé qué decirte o qué hacer para remediar tu dolor.

-Zhan, ¿estas diciendo que no tenemos oportunidad? – preguntó YangZi dándose cuenta de que la poca esperanza que había guardado se estaba esfumando. -Zhan, yo aún te amo. No quiero que lo nuestro se acabe. Yo vine aquí para tratar de arreglar esto. No me digas, por favor, que ya no tenemos oportunidad.

Zhan suspiró y bajó de nuevo la cabeza abatido. YangZi en verdad no merecía aquello. Todo era su culpa, pero sería peor no ser honesto a ese punto.

-YangYang, ya te hice demasiado daño y no tengo derecho de seguir haciéndolo. Te estimo mucho porque eres una muy buena persona y muy linda, de las mejores que he conocido, pero Yibo me dijo algo muy cierto: si yo te amara en verdad jamás me hubiera enredado con QinSu. Todo esto se pudo haber evitado si hubiera sido honesto con mis sentimientos y no sólo guiarme por lo que debería hacer.

Era Una BromaWhere stories live. Discover now