Adowal

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Mi hermano y yo estábamos esperando en una sala de reuniones. Estábamos solos. La mensajera que nos habían enviado, nos había dejado aquí y se había marchado sin dar ninguna explicación. Adiel observaba por una de las ventanas a la ciudad que descansaba a los pies del palacio, mientras que yo incapaz de mantenerme quieta, daba vueltas mirando pero sin observar realmente nada. Siempre había sido así de inquieta y de impaciente. Acaricie la pistola que reposaba en mi cadera derecha. A través de los guantes que llevaba, sentí el frío acero y me tranquilizo. Logré pararme quieta unos instantes, instantes que Adiel aprovecho para mirarme.

- ¿Porque me miras? - le pregunte.

- Nada en particular. - dijo meneando la cabeza. - solo que me recuerdas a papá, toda nerviosa e inquieta, buscando la próxima oportunidad. - Sonreí de manera leve y algo amarga.

- Me gustaría no parecerme tanto a él. - casi susurre. Pero sabía que Adiel había entendido lo que había dicho, siempre entendía lo que decía. Conocía cada una de mis expresiones y miradas, cada gesto y movimiento que hacia, claro que yo también conocía sus gestos, sus movimientos, sus expresiones y sus miradas. Solo nos teníamos el uno al otro en este mundo.

Adiel se acerco a mí y me cogió la mano derecha. Tras el guante solo había metal, ambos eramos muy conscientes de ello. Pero a veces simplemente sentía aquella mano. Era uno de los motivos por los que estudiábamos los talismanes y símbolos de las brujas. Después de años, habíamos logrado dar con una combinación de talismanes y símbolos que la ponía en funcionamiento. Aún así cada cierto tiempo, debíamos repasarlos y era un proceso largo y lento. De varios días.

- No te preocupes, pase lo que pase, saldremos de esta, como siempre hacemos. Sin miedo.

- Sin miedo.- Repetí asintiendo. Oímos que la puerta se abría y nos separamos. Por la puerta paso Roja. Su capa revoloteaba alrededor de sus pies. Un mensajero aterrorizado iba detrás de ella, pero se paro en el marco de la puerta. Miraba a Roja muy asustado, pero si no estabas acostumbrada a verla, era normal que provocará esa sensación.

- Todavía falta un cazador, está de camino. En cuanto llegué, el rey y el príncipe serán avisados y os darán vuestra misión.- Adiel y yo nos miramos. Si era verdad que quienes nos había hecho llamar eran el rey y el príncipe es que había serios problemas. Era bien sabido que la realeza prefería a sus guardas y a su milicia antes que a los cazadores, para la realeza no eramos más que basura. Desechables. Imprescindibles.

Roja se sentó o más bien se desparramo en una de las sillas en cuanto el mensajero abandono la estancia.

- Genial! Compañía. - No trataba de esconder el sarcasmo de sus palabras. - No soporto ni la compañía, ni los trabajos en equipo.

- Oye, que a nosotros tampoco nos hace gracia trabajar con más personas. - Le dije con desdén. Roja subió la mirada. Era una mirada penetrante y oscura.

- ¡Bien! Encima con los hermanos Hanin. - Exclamó Roja alzando las manos. Miré a Adiel y negué con la cabeza. No merecía la pena discutir con ella. Sin duda alguna esto solo podía empeorar si la persona que quedaba era un rubito que se creía demasiado gracioso. A través de la puerta, se oyeron pasos y a alguien silbando. Por la mirada de Adiel, sabía que estaba implorando a los astros que no fuera quien creíamos que era. La puerta se abrió y ahí estaba él.

- Vaya, así que esta es la sala de reuniones- Dijo pasando la vista por aquella sala ovalada con una mesa en el centro y sillas alrededor. Su mirada se poso en el resto de las personas presentes en la sala y especialmente en mí. Sonrío ampliamente y algo en mi reacciono. No sabría decir el qué, pero esa sonrisa iluminaba sus ojos miel de manera muy divertida. - ¡Y encima con compañía! Esta si que va a ser una buena aventura. - Dijo acercándose a nosotros. - Adiel gruño. Tener que soportar a Jack era peor que soportar a Roja. Al menos, esta última era silenciosa y brutalmente efectiva.Sin embargo Jack ... Jack era irreverente, graciosillo, insoportable y... una distracción.

CazadoresWhere stories live. Discover now