Adiel

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Estaba en la habitación que me habían asignado, enfrascado en la lectura. Alguien llamó a la puerta. Suspiré y mire a la ventana que había encima de mi escritorio. Era noche cerrada. Volvieron a llamar pero me quede donde estaba. No me apetecía nada hablar con nadie.

- ¿Adiel? ¿Estás despierto? - era la voz de Jack. Masculle profiriendo una maldición. No le soportaba. No me gustaba que hubiéramos tenido que compartir misión. No hice ni un ruido, espere a que se fuera, pero seguía insistiendo. Era extremadamente cargante. Al final me levante y abrí la puerta. Le pillé con el puño abierto, estaba claro que no hubiera parado.

- ¿Qué quieres? - le espeté. No me gustaba que me interrumpieran y menos mientras leía. Jack se quedó mirándome unos instantes. Tenía que levantar la barbilla debido a nuestra diferencia de altura. Puso esa sonrisa despreocupada. Aquella que parecía desconcertar a mi hermana.

- Había pensado que podíamos ir a tomar algo y ya sabes, conocernos mejor. - Su actitud y su voz eran despreocupados, pero no me fiaba demasiado. Entorne los ojos levemente. - El rollo solitario de los cazadores está muy bien, pero ya sabes, tener amigos tampoco está nada mal. Y ya que Roja y tu hermana parecen haber hecho migas, siendo Roja como es y pareciendo tú más amigable, pues había pensado que quizá... - Hablaba demasiado. ¿No se podía callar un rato? Cerré la puerta, pero Jack fue más rápido y puso el pie entre el marco y la puerta. - Venga, hombre no seas así. Yo te invito. - Suspiré. No me apetecía nada pasar tiempo con él, pero me vinieron las palabras de Adowal y si le daba una oportunidad... igual tener amigos no estaba tan mal.

- Está bien, pero solo una copa. - Jack sonrío y se puso en marcha.

Me equivocaba. Estar con alguien, especialmente si ese alguien era Jack era un suplicio. Le seguí por hasta la puerta de salida del servicio por donde salimos. Los guardias nos miraban curiosos pero no nos decían nada. Nuestra presencia aquí era rara. Muy raramente se veían cazadores en las islas del verano. No eran las únicas miradas que íbamos a recibir está noche. Jack y yo salimos de las murallas del palacio. Seguí a Jack por las calles y las callejuelas, pero parecía que no sabía exactamente donde me llevaba.

- ¿Estás perdido?- le pregunté con una sonrisa divertida asomando por mis labios. Él se giro y me miro. La confusión era palpable en sus ojos.

- Es que es tan diferente a Ravendale. - Dijo con el ceño fruncido en confusión.

- Normal, la hastoria de Sagareb y de Ravendale es muy diferente. Sagareb se fue construyendo según las personas de las zonas más campesinas de Yinid. Al principio, al rededor del palacio solo había unos cuantos lujosos bien ordenados, pero según fueron llegando los inmigrantes, se arremolinaron al rededor de esos barrios, creando barriadas desordenadas. Por eso la confusión. - Jack me miró con una chispa de admiración.

- Realmente eres un sabelotodo, eh. - Dijo con una sonrisa burlona. Fruncí el ceño ante su comentario. No entendía su actitud, la manera en la que siempre estaba tan despreocupado, tan animado. Llevábamos la misma vida, ¿de donde conseguía ese ánimo?

- Venga, guíame, que si no no llegamos. - Dijo acercándose a mí y dándome una palmada en la espalda. Accedí a sus deseos y le guíe por las calles.

Acabamos en una taberna algo pequeña, pero bastante asequible. Yo me tome solo una copa, pero Jack se bebió varias, más de las que debería haber bebido. Ya había caído la noche y deberíamos volver a palacio.

- Jack, deberíamos irnos. - le dije intentando llamar su atención. Estaba en el centro de la taberna. Aunque no sabía el idioma, intentaba cantar las canciones y la poca gente a su alrededor se reía de sus intentos. A él no parecía importarle. - Jack.- le volví a llamar. Esta vez me miró y fijo sus ojos claros como la miel en los míos.

- Nnnnno te pareses en nada - hipo - a tu herrrrrrrmmaaaaana. - Suspiré. No deseaba escucharle hablar de Adowal y menos en ese estado. - Eeeeeellaaaaa es muuuuuuuchooooo máaas guapa y simpáaaaaaatica que tu.- Se intentó acercar a mí pero se tropezaba.

- Vale, hora de volver. le hice una señal al camarero y me cobró. Puse el brazo de Jack sobre mis hombros y le ayude a andar. Durante todo el viaje no hizo más que cantar y hablar sobre mi hermana. Todo ello gritando claro. Entramos a palacio por el mismo lado por donde habíamos salido y fuimos al área donde se encontraban nuestras habitaciones. Jack seguía cantando e hipando.

- Como no te calles, vas a despertar a Adowal y a Roja. - Le dije casi gruñendo por el cansancio de haberlo traído casi a rastras. Cuando escucho el nombre de mi hermana, su gesto alegre cambió a uno más serio y se paro en seco.

-¿Tú crees que le intereso a tu hermana? - preguntó susurrando. Yo suspire. No quería hablar de esto con él, no porque no pensará que a mi hermana no le interesaba Jack, al contrario, por la actitud de Adowal tenía la ligera sospecha de que algo de interés si tenía, pero me sentía incomodo con las aventuras que tenía Adowal con otras personas y nunca hablábamos de esto.

- Creó que eso deberías hablarlo con ella.- murmuré. Antes de que me diera cuenta, Jack se desembarazo de mí y se acercó tambaleando a la puerta de Adowal.

- ¡Adowal! - Gritó.

- ¿¡Pero que haces!? - le pregunté alarmado acercandome a él. Él me miró como si fuera estúpido.

- Llamarla para hablarlo con ella. - dijo. Golpeo la puerta de la habitación de mi hermana y la volvió a llamar.

- ¿¡Pero que cojones estaís haciendo!?- Oí la voz de Roja detrás de mí y me gire. Su mirada y su gesto eran feroces, estaba en un camisón blanco y con el pelo ondulado bastante despeinado. Jack la había despertado y esto era lo que me temía.

- No es mi culpa, es la suya, se ha emborrachado. - Señale a Jack. Roja le miró y si sus miradas matasen (que casi lo hacían), Jack ya estaría muerto y rematado.

- Si no te callas la boca Jack, te juro que acabarás con una de mis dagas metida por el...- Antes de que terminará la frase, Adowal abrió la puerta medio dormida.

- ¿Que escandalera es esta?- pregunto.

- Quiero preguntarte algo, Adowal. - Dijo Jack mirándola muy fijamente.

- Jack, es tarde, deberíamos estar durmiendo. - Dijo Adowal bostezando. Jack frunció el ceño.

- Pero es muuuuuuuy importante.- Adowal suspiró, me miró y miró a Roja.

- Está bien. ¿Que quieres? - dijo con toda la paciencia del mundo. Jack se acercó a Adowal y sus rostros se quedaron demasiado cerca. Jack intentó susurrar, pero en su estado era incapaz.

- ¿Podemosh hablar en tu habitación? Es privado. - Adowal me miró. Ella sabía que no estaba muy de acuerdo con aquello que tenía con Jack, pero al final era decisión suya. También miró a Roja y vio los cuchillos que lanzaba con la mirada. Acabó asintiendo. Jack sonrió y pasó a su habitación. Adowal me miró.

- Ya me encargó yo. - Miró a Roja. - Volved a la cama. - Roja no necesitó más y cerró de un portazo. Yo miré una última vez a mi hermana suspiré y me fui a mi habitación.  

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