Recuerdos y Girasoles

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Dazai se encontraba admirando la belleza del fondo del mar. Justo cuando Rashoumon lo sujeto de una pierna y lo sacó del agua.

- Gracias, sigue con tus cosas- Le dijo Atsushi a Akutagawa, quien se retiró en paz

El suicida empezó a toser con fuerza, sacando todo el agua salada que había en sus pulmones, aún así no murió, otra vez.

- Ya habíamos quedado en que no iba a lanzarse al mar mientras yo hago mis misiones Dazai-san...- Regaño Atsushi

- Pero si sólo quería saludar a los peces- Se hizo el ofendido, haciendo que el albino lo mirara de mala manera - Bien, no me lanzare al mar, pero iré a colgarme de un árbol

- ¡Dazai-san!- Reprochó su subordinado ya cansado de su actitud

Los días iban y venían, los papeles de la Agencia se acumulaban y los intentos de suicidio bajaban considerablemente.

¿Por qué? Se preguntarán... pues los recuerdos atacaban la mente del castaño.
Su mente solía traicionarlo cuando quería consumir alguna sustancia letal.

"Quizás nunca vuelvas a ver la sonrisa de Chuuya" Esa era la frase que más se repetía en su cabeza. Desde la fiesta que hicieron sólo porque si, no podía sacarse la imagen de los ojitos llorosos del enano, no había una explicación hetero, pero tampoco lo aceptaría así como así.

Una noche sus recuerdos lo traicionaron, haciendo que recordará cada vez que metió la pata con Chuuya, aunque algunos fueron bastante lindos y reconfortantes.

Todas las veces que puso pequeñas flores en su sombrero con tal de molestarlo, pero el pelinaranja empezó a coleccionarlas una vez que se secaban.

Cuando cocinaba su platillo de cangrejo favorito y lo dejaba en la puerta de su departamento a escondidas, siempre con una nota diciendo "Ojalá te atragantes y mueras" muy lindo de su parte.

Las veces que hacían carreras para ver quien llegaba más rápido a la Sede de la Port Mafia, y Chuuya siempre ganaba pero él no quería aceptarlo.

Miles de recuerdos de peleas entre ambos, golpes, cortes, cicatrices, moretones, algún hueso roto, de todo tenían esos dos.

Eran un buen equipo, pero al estar en la Mafia, nunca sabes cuando puedes perder aquello que más quieres, eso lo sabía de sobra. Por las mismas razones, la bomba en su auto, las constantes discusiones, todo era para evitar algo peor.

Es mejor que te odien a que te quieran cuando sabes que les harás daño.

Aún así, no podía evitar pensar en lo bonito que sería llevar una relación normal. No que cambiarán su forma de ser, si no que fueran personas comunes, como la típica pareja que miras en el parque, comiendo helado, en el cine. A su modo, claro.

El sonido de su despertador sonó, despertandolo al instante. Otro enorme tic que tenía era despertar al más mínimo ruido en su habitación, sin embargo la única vez que durmió con Chuuya durante una misión, se relajó tanto que durmió como nunca antes en todo su vida entera.

Continuó su día como siempre, dejando de lado la explosión en el consultorio de Yosano, todo iba de maravilla.

- Dazai-san, Kenji-kun quiere que vayamos a una floristería para la comprar comida de Hanako-chan- Mencionó Atsushi

- Bien, bien, vayamos antes de que le de los informes de Kunikida-kun para comer- Respondió divertido

Al estar en plena primavera el pasto crecía abundante por los parques, pero no podían pasear a la vaca en plena ciudad. Así que le llevaban flores y semillas de las floristerías cada que Kenji necesitará cuando él no podía ir a buscar su comida.

¡Podemos hacerlo! // SKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora