No me dejes

3.1K 417 154
                                    

No tardo mucho en encontrar al pelimorado, pues era de las personas que se guiaban por sus instintos y casi nunca se equivocaban con respecto a ellos.

- Vaya, si que dejaste sólo a tu novio- Dijo burlón viendo las cámaras de seguridad, en una de ellas se mostraba a Dazai en la senda bastante aburrido

- Ignorare tu estúpida opinión que nadie pidió- Contestó cortante - Liberalo, luego tal vez te deje vivir- Propusó dando pasos firmes hacia él

- Adelante, pero el aparato que lo libera esta allí arriba- Contestó señalando un pilar de unos 15 metros.

De verdad que ese tipo no tenía ni idea de quienes eran ellos, porque de saberlo, no se hubiera ni atrevido a verlos a los ojos siquiera.

Sin esperar nada, su cuerpo se rodeó de un aura roja que se mostraba cuando usaba su habilidad. Y cuando estaba a punto de mover un poco su mano para que el objeto cayera, una sombra amorfa lo atrapó.

- ¿Pero que cojones?- Preguntó inquieto
- ¿¡Qué mierda es esto!?

- Tranquilo, sólo es mi pequeño amigo...- Rió burlón - Saluda a "Manto negro" mi querida habilidad y dueña de las sombras- Explicó con un orgullo más grande que su cabeza

- Me importa una mierda si es dueña de las sombras o del vino- Contestó aburrido
- ¡Sueltame puto cabron de los huevos!

Chuuya le lanzó un trozo de concreto directamente a la cara, pero nunca llegó gracias a otra sombra que la devolvió.
Y asi una y otra vez, era como jugar voleibol. Hasta que Ronald se fastidio y lanzó lejos a Chuuya.

- Pensé que podría gustarte un pequeño entrenamiento con mi Manto Negro... ¡Y que mejor manera que un cuarto completamente a oscuras!- Gritó entusiasmado mientras desaparecía de la vista del mafioso

Lo estaban tratando como pelota de ping pong, pues las sombras negras lo jalaban de un lado a otro, sin siquiera darle tiempo a reaccionar.

En un descuido suyo, lo empujaron hacia el pilar del medio, haciendo que este se partiera a la mitad y cayera.

El foco se le iluminó. El control para liberar a Dazai seguía en el pilar, por lo que al romperse debió caer junto con él. Ahora tenía que encontrar una manera de librarse de las sombras por un rato.

Miró hacia todos lados, cuando una pequeña roca cayó en su sombrero haciéndolo mirar hacia arriba. Bingo. El techo se veía como una buena opción, pero no la que le gustaría.

Maniobró entre trozos de concreto y el aire, llegando a presionar el botón que dejaría libre a Dazai, causando que sonará una alarma en toda la estructura, muy excesiva a su parecer. Pero ahora todo dependía de su compañero.

Quitó sus guantes delicadamente, respirando profundo y preparándose para la conocida sensación de sumergirse en un mar de angustia hasta morir. Aún así, confiaba plenamente en que Dazai le salvaría.

- Oh otorgantes de la oscura desgracia...- Murmuró sintiendo su conciencia abandonar su cuerpo - No me despierten de nuevo...

Con sus palabras terminadas, Corrupción tomó el control de su cuerpo y de sus acciones. Dejando siempre un ardor en aquellas marcas rojizas y sus ojos en blanco.

Inició con una risa jodidamente tenebrosa que retumblo hasta cada esquina de aquella base militar, luego formó una pequeña bola de gravitones en su mano, capaz de atravesar el techo y deshacerse de Manto Negro, además de posiblemente sacudir un poco el suelo de Yokohama.

Cumplida su misión, ya no podía hacer nada, más que rogar para que Dazai llegará a tiempo.

[...]

Juraría reconocer esa risa donde sea. Era la causante de muchas de sus pesadillas nocturnas, la que varias veces le hizo perder completamente el sueño.

Inmediatamente corrió tanto como sus piernas se lo permitieron, buscando por todos lados a su Chibi. Pero con tantos soldados corriendo, la alarma de emergencia sonando y algunas partes del lugar cayendo a pedazos, no podía identificar nada.

Él no era como Chuuya, él seguía la lógica y razonamiento, no sus emociones ni presentimientos.

Llegó a un almacén exageradamente grande, donde vio ese conocido cabello naranja, ahora casi rojo por la luz parpadeante del lugar.

Como era de esperarse, Corrupción le atacó, porque ese no era Chuuya pero tenía su apariencia. Lo mandó a volar con un sólo movimiento de mano, haciendo chocar su brazo izquierdo con el duro cemento de una pared.

Aprovechando que varios soldados llegaron a "contenerlo", se recuperó del golpe y fue hacia él siendo lo más sigiloso posible.

El cuerpo de Chuuya se veía casi en su límite, sangrando por todo el rostro, heridas profundas en sus brazos y la mayoría de su ropa rasgada. Tenía que apresurarse, o podría perderlo.

La preocupación y el nerviosismo lo tenían casi congelado, no podía ni imaginarse lo que pasaría si no llegaba a tiempo. Así que, por una de las únicas veces en su vida, se dejo llevar por sus instintos.

Empujó el cuerpo de Chuuya hacia un lado evitando que una bala de diera, para después cargarlo y llevarlo detrás de un muro casi destrozado.

- Chuuya...- Murmuró tocando su mejilla preocupado - Despierta...- Volvió a hablar esperando a que esos bellos ojos azules se abrieran, pero no sucedió - D-Despierta... ¡Chuuya despierta, despierta!

Su desesperación lo estaba llevando al borde del colapso, no quería, no aceptaba, no se atrevía a siquiera pensarlo.

- Hey...- Le respondió en un hilo de voz, haciendo que el aire regresará a sus pulmones - Dazai... ¿me prometes algo?....

- Claro que si, todo lo que quieras Chibi- Empezó a susurrar, pues sabía que luego de usar Corrupción sólo quería descansar

- ¿Me prometes... s-seguir viviendo?

Todo hizo click en su cabeza. Siempre odio tener que darse cuenta de las cosas tan rápido, siempre odio su maldita capacidad de comprender todo a la primera por más sutil que fuera la petición.

- No...- Murmuró apenas audible - No, no, no, no, no, Chuuya no- Habló con temor, dejándose guiar por lo que sentía - S-sólo dame ti-tiempo y-y...

- Ya no hay tiempo... ¿me lo prometes?- Insistió dejando su mano en la mejilla contraria con la poco fuerza que le quedaba

- N-no... no puedo hacer eso, no sin ti- Expresó dejando salir las lágrimas que llevaba reteniendo desde hace rato - No me dejes... no por favor...

- Osamu...- Hizo una pequeña pausa para sonreirle levemente - Siempre voy a estar contigo...

- Te amo Chuuya... te amo, te amo, te amo- Dijo entre sollozos, dejando su mano tibia sobre la mano fría de Chuuya

El dolor que sentía cuando intentaba suicidarse no era absolutamente nada comparado con el dolor que sentía en ese momento. Su cuerpo frío necesitando de calor mientras la sangre seguía corriendo lentamente por su rostro, esos ojos que siempre amo en secreto por el brillo tan resplandeciente en ellos, viéndole con amor por una última vez.

Sus manos temblando, llorando a mares, apretando los dientes con fuerza para evitar soltar un horrible grito de agonía por no ser capaz de salvar a la única persona que logró entrar en su corazón.

Y como si el karma lo estuviera castigando por todos los crímenes de su pasado, el techo se empezó a desmoronar. ¿Su reacción? Cubrir a Chuuya con sus brazos, quien ya había cerrado los ojos desde hace minutos.

"También te amo, Osamu"

¡Podemos hacerlo! // SKKWhere stories live. Discover now