ESPECIAL 5 MILLONES: Ámsterdam [Parte 2]

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N/A: Este extra se sitúa unos meses después de la boda de Leah y Alexander. Pueden tomarlo como su luna de miel si así lo desean. Alto contenido +18 que es por lo que estamos aquí sisi, no se engañen. Contiene también consumo de drogas, alcohol y muchas estupideces. ¡Disfruten!

«¿Pero el erotismo? El erotismo no te jode el cuerpo, te jode los sentidos, seduce tu mente y da vida a tus fantasías»

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(Alexander)

—¿Lo has descubierto?

Jordan levantó la cabeza, mis pasos resonando en el piso de mármol que adornaba el enorme comedor. Eran cerca de las siete de la mañana y no había nadie más en la mesa, solo él esperando que los demás nos uniésemos.

—¿Qué cosa?

Jalé una silla y tomé un lugar a su izquierda, mis dedos tamborileando ansiosos sobre el inmaculado mantel.

—El secreto de la vida. En esa dona—señalé el pobre panecillo que yacía medio destruido en el plato por el tenedor.— Creo que si la descuartizas un poco más, lograrás conseguirlo.

Soltó una risita. Lucía cansado, como si no hubiese tenido una buena noche de sueño, y quizás era todo por los incesantes gritos de Edith y las quejas de Matt en la madrugada, pero lo conocía demasiado bien para creer que la raíz descansaba en algo así.

Se rascó la barba rojiza y suspiró. Había una especie de tensión respirándose en el aire, aquella que sabías seguía latente a pesar de los años.

Estaba por hablar cuando el sonido de nuevos pasos me robó las palabras. Grace apareció en la estancia dando un pequeño respingo cuando reparó en mí. Se recompuso rápidamente y colocó una nueva taza de café frente a su marido con diligencia.

—Gracias, cariño—mi amigo le dedicó una sonrisa sincera que ella correspondió con el rostro resplandeciente.

—¿Necesitas algo más?—posó una mano sobre su hombro y él negó.

—Estoy bien, gracias.

—Bien—le dio un apretón afectuoso.— Hazme saber si necesitas algo más, amor—musitó con cariño, pero se desvaneció al reparar en mí. —¿Quieres una taza tú también?—preguntó con tono seco, más educado que amable.

—No, estoy bien, gracias. La prepararé yo mismo.

Ella asintió dando una profunda inhalación que le hinchó el pecho, sus ojos avellana llenos de agitación antes de dar la vuelta y desaparecer de nuevo en el pasillo que llevaba a la cocina.

La observé andar hasta que desapareció tras las puertas dobles y me centré entonces en Jordan, que revolvía su café con mucha concentración.

Tenían una dinámica muy distinta a la que compartíamos Leah y yo. A ella no podía imaginarla como una esposa servicial, abnegada y sumamente cariñosa. Ni siquiera en mis fantasías más locas podría concebir algo así, porque a pesar de ser una mujer empática y compasiva, habían roles que ella no se sentía cómoda llenando, como el de la esposa perfecta.

Seguramente se burlaría de mí si yo osaba pedirle que me llevara una taza de café o comida a la mesa. «¿Qué es lo que no te funciona para servirte tú mismo, Colbourn? ¿El cerebro o las manos?» Casi podía escuchar su tono mandón reprochándome al oído y tuve que reprimir la sonrisa que el pensamiento me provocó.

Sin embargo, aunque no fuésemos esa especie de pareja, eso no quería decir que el resto de amantes quienes compartían una dinámica como la de Grace y Jordan fuesen infelices, al contrario. Era más que obvio que ella lo hacía porque lo amaba y no porque estuviera obligada a ello.

Irresistible Error. [+18] ✔(PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora