Capítulo 23.

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Fer entra en la habitación y encuentra a Cora en ropa interior frente al espejo, y en lugar de cubrirse los ojos, no lo hace.

—Ugh, ¡al menos ten la decencia de tocar la puerta antes de entrar! —Exclama con molestia, tomando una camisa cualquiera para comenzar a vestirse con la mirada fija de Fer sobre ella.

—No sabía que debía tocar la puerta para entrar en mi habitación. —Responde recorriendo todo su cuerpo con la mirada sin ninguna discreción.

—¡Deja de mirarme! —Le grita al ver su reflejo a través del espejo. La rubia se encoge de hombros restándole importancia.

—Vamos, tenemos exactamente lo mismo. Además tienes ropa interior, no es nada del otro mundo. —Rueda los ojos y se encamina hacia su cama.

Cora aprovecha ese momento que está de espaldas para ponerse un pantalón corto con rapidez.

—¿Hasta cuándo seguirás escondiéndote cada vez que te cambias de ropa? —Pregunta la rubia desde su cama, abriendo una revista en sus manos.

—No es tu problema. —Responde a la defensiva, sintiendo mucha vergüenza. Fer deja un lado la revista para mirarla.

—Viviremos juntas por mucho tiempo, debes acostumbrarte a estas cosas. La anatomía humana es algo completamente normal. —Cora la mira con el ceño fruncido claramente enojada con la situación.

—No tengo problema con la anatomía humana.

—Pero tienes un serio problema de pudor. —Se pone de rodillas para hablarle más de cerca—. No deberías tener vergüenza de mostrar tu cuerpo.

—No tengo vergüenza. —Miente Cora, desviando su mirada.

Las últimas semanas ha sido testigo de las veces que Fer se desnuda frente a ella sin ningún tipo de pudor, ignorando que hay un jodido baño dentro de la habitación donde puede hacerlo. Hace que se sienta muy incómoda.

Ella siempre se ha acomplejado con su cuerpo, porque no es un cuerpo de revista ni mucho menos. Tiene caderas anchas y muslos gruesos, lo que la hace sentir muy insegura de sí misma.

—Claro que sí, es muy obvio que no te sientes segura con tu cuerpo. ¿Y sabes qué? Es perfectamente normal tener inseguridades, todas las personas tenemos inseguridades en algún momento de nuestras vidas.

Cora suelta un bufido, sintiendo mucha impotencia.

—Lo dices porque tienes un cuerpo perfecto y no te da pena mostrarlo. ¿Acaso sabes lo que siento? No intentes mentirme porque claramente no lo sabes y nunca lo sabrás. —La chica la mira boquiabierta, y esas palabras perforan sus oídos de una manera cruel.

—¿Piensas que no tengo inseguridades?

—¿Cómo podrías tenerlas? Mírate. —La señala con frustración, respirando agitadamente.

—Ese es el problema de muchos, juzgan sin saber... Y piensan que un físico perfecto lo es todo. —Agacha la cabeza con nostalgia, pero vuelve a mirarla con el ceño ligeramente fruncido, ofendida por el concepto que tiene de ella—. Pero déjame decirte que estás muy equivocada, porque al igual que tú yo también tengo inseguridades y también tengo defectos, con la única diferencia de que yo trato de aceptarme cada día sin perder el tiempo criticándome frente a un espejo.

Cora se lo toma muy personal, y aprieta sus puños con fuerza tratando de no enfurecer demasiado y perder el control, porque no quiere iniciar una pelea con la chica. Después de todo ella tiene un poco de razón, tal vez pierde mucho tiempo criticándose a sí misma y odiando su cuerpo. Jamás se ha desvestido frente a nadie, y la única razón es que odia verse sin ropa y no le gustaría que alguien más fuese testigo de eso.

A little big Crush 💚💙 Larry AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora