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Hyunjin dejó que sus pies se balancearan de un lado al otro mientras Seungmin miraba un libro en la repisa con suma concentración. Hyunjin, por el aburrimiento, ya había calculado un promedio de 17 segundos hasta que el menor volviera a tomar sus lentes redondos para acomodarlos en su rostro y evitar que caigan directo al suelo.

Hyunjin, por el aburrimiento también, ya sentía que podría morir en cualquier momento, representando su característica personalidad dramática y en cuanto soltó un suspiro desde su lugar, Changbin, el bibliotecario del lugar, le lanzó una galleta de su paquete abierto directo a la espalda. Hyunjin se dio la vuelta con un rostro lleno de indignación.

—¿Puedes dejar de suspirar? Vas a acabarte todo el oxígeno. —Atacó el mayor, acomodándose en su lugar y buscando que el mayor de una vez se callara.

Hyunjin rodó los ojos, había estado toda la mañana en la biblioteca porque Seungmin dijo que podrían encontrar algo allí sobre la leyenda, pero ya comenzaba a aburrirse y perder toda la fé. Incluso, en ese periodo de tiempo, se había imaginado un mundo donde toda la leyenda era un sueño y si se pellizcaba despertaría en su cama sin que nada de eso hubiese ocurrido, pero el bulto rojo en su brazo le confirmaba que era una víctima de su propia cabeza y que la realidad era más fantasiosa de lo que creyó.

Quizás, si le hubiesen dicho un par de meses atrás que su vida literalmente de un momento a otro parecería salida de una película de fantasía y ciencia ficción, no le habría creído para nada a esas personas.

Hyunjin miró el pellizco en su brazo y mientras pasaba suavemente su mano por encima de la zona rojiza, se preguntó si de todas formas quería despertar de ese "sueño". Si, ahora el mar lo odiaba y si, su vida estaba colgando entre reproches por su familia, la competencia que tanto deseaba ganar y un maldito faro como puente de comunicación entre él y un ser místico que no aparecía en ningún lado. Pero había algo más... Esos ojos celestes mezclados con un negro tan profundo como la noche; esas mejillas rosadas resaltando en la tez blanca del tritón que siempre se mantenía igual de fría; esos labios finos y rojizos; el cabello negro azabache brillando por el mismísimo reflejo del sol...

—¡Hyunjin! —Seungmin pegó un grito desde su lugar, haciendo sobresaltar no solo al castaño sino también al chico rubio que leía tranquilo al lado de la ventana, su libro cayó directo al suelo y Hyunjin tuvo que aguantar una risa entre sus manos. —Lo siento, Bin.

—No te preocupes, de todas formas el libro no estaba entretenido. —Changbin se agachó a recoger el libro en sus manos. —Iré por agua. Si me necesitan, llámenme.

Hyunjin se levantó de su lugar, caminando torpemente hasta su hermano y apoyando su barbilla en su hombro, viendo desde allí lo que el menor tenía en sus manos.

—¿Qué encontraste?

—Observa esto. —Seungmin pasó las páginas del libro hasta el inicio, justo en el índice, dónde Seungmin con su dedo señaló un capítulo en especial. —Este libro habla sobre algunas criaturas sacadas de viejas leyendas. Desde seres de tierra, aire e incluso el ave fénix. —Seungmin continuó moviendo su dedo por los capítulos hasta detenerse en uno específico. —Y aquí, justo en este capítulo titulado "El rey del océano" se encuentra una criatura llamada tritón.

Hyunjin se movió incómodo, alejándose de Seungmin y tomando el libro en sus manos, el capítulo cumplía con toda la descripción que le había dado su hermano, pero a pesar de que comenzó a pasar las hojas hasta donde el libro decía, no existía ese capítulo, como si fuera una ilusión.

—¿Por qué no está? —Hyunjin paso las hojas de atrás hacia adelante, el capítulo de los tritones no existía, solo aparecía en el índice.

En las profundidades - [Hyunin] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora