Capitulo 7: El que está debajo.

521 78 8
                                    

La tormenta se cernía sobre el mar furioso, era monstruosa, una verdadera fuerza de la naturaleza, atemorizante eh imponente.

Y aún así, el jugador surcaba el mar a menos de tres metros sobre el agua, volando con más elegancia y poder que un cóndor.

Pero, contrario a la apariencia solemne que mostraba su avatar, por dentro el niño estaba resoplando, indignado y aburrido.

'¡Una hora volando en línea recta y aun nada!'

El jugador hizo desaparecer la tabla de madera negra con el reloj y la brújula, en su inventario.

Acababa de usar la brújula para retomar su ruta al norte, y lo hacia constantemente pues su visión estaba siendo obstruida por la tormenta que azotaba el mar.

Hace ya una hora que dejo el área donde desató su hechizo de supernivel, y el clima comenzó a cambiar con mucha violencia mientra viajaba.

La tormenta que apareció de la nada, con facilidad podría ser comparada a un tifón, por sus vientos arrasadores y su torrencial depresión.

En realidad, la tormenta no debería existir, fue una consecuencia del Hechizo de Supernivel, suficiente agua de mar se evaporó como para crearla.

Para cualquier marinero esa tormenta seria sinónimo de muerte, los vientos huracanados creaban olas inmensas, las cuales derribarian al más grande de los barcos jamás creados, como si de juguetes de baño se trataran.

Una verdadera fuerza de la naturaleza, más bien, si el planeta fuese un ser vivo con sentimientos, esa tormenta sería una buena interpretación de dolor, sufrimiento y rabia.

El niño no era tonto, sabía que su hechizo creó la tormenta, y se acusaba a sí mismo por no pensar en esa posibilidad, ahora le era difícil orientarse... pero quitando esas razones, le pareció bastante genial poder hacer esa clase de cambios en el clima, en Yggdrasil también había esa posibilidad y ya lo experimentó, pero era mucho más mecánico eh instantáneo, solo lanzaba el Hechizo (Creación) y listo, el clima del terreno cambiaba al instante.

Es más, en cierto sentido encontraba muy divertido el movimiento del océano, al principio, cada vez que una ola se acercaba a él se movían para surfear sin tocar el agua, haciendo movimientos parecidos a las montañas rusas, algo que el niño no sabía, pues las montañas rusas no existían actualmente en su mundo.

Para el jugador, el aterrador océano enfurecido y los vientos arrasadores, ni siquiera eran una molestia a tener en cuenta, nada podía afectarlo en lo absoluto, incluso si de vez en cuando una ola colosal intentaba tragarlo, el jugador seguía indiferente de todo.

Éste océano, no, la naturaleza misma no tiene el poder suficiente para considerarse un peligro al jugador, cuyo vuelo solo era interrumpido por la escasez de visión en el área, quitando eso, nada que provocara la tormenta podía siquiera molestarlo.

'Creo que me estoy aburriendo. ¿Cuánto más tendré que volar?'

El niño no tenía hambre, frío o miedo, solo aburrimiento, no por la soledad, él estaba adaptado a escuchar solo sus palabras por largos períodos de tiempo, pero normalmente esos periodos iban acompañados con actividades entretenidas, como leer o jugar.

Entre sus pensamientos simplistas, distraído del mundo que le ataca, las manos del jugador se movieron en el aire, como si tratara de abrir la pantalla de comandos, esa que le permitía desconectar del juego de Yggdrasil, algo que era imposible en este momento y él lo sabía.

Luego de presenciar la ausencia de la pantalla, un brillo verde muy intenso, cubrió cada parte del cuerpo del niño por unos segundo y luego desapareció sin dejar rastro.

Un instante antes de que su cuerpo brillara de esmeralda, el niño sintió un enorme pesar sobre su corazón, pues su fantasía fue brutalmente apaleada por la dolorosa realidad... se encontraba atrapado, solo.

Dentro de Yggdrasil, cuando el jugador estaba aburrido de jugar se desconectaba, no había razón para permanecer en el juego cuando le atacaba la fatiga, su familia estaba fuera, y ellos tenían todo el tiempo del mundo para él.

Hasta el momento no lo había tomado como algo muy malo, no tenía porque hacerlo, todo era bueno, otro mundo con el personaje de su juego favorito, aun si no sabía como regresar.

Pero ahora que ya había pasado mucho tiempo, y la fatiga lo golpeó, él niño intentó abrir el comando como una costumbre por esos momentos donde tantas horas de juego, lo cansaban.

Y cuando su subconsciente fue forzado a recordar el estado de perdido lejos de casa, tuvo un choque de frente con la realidad, provocando miedo, melancolía y tristeza dentro de su corazón de manera rápida eh inconsciente.

Tenia miedo de no volver a estar con sus padres, melancolía de su cuarto caliente y agradable, y tristeza al recordar toda la información que tenía sobre esta clase de travesías atraves de los mundo, pues un Isekai siempre es permanente, el protagonista nunca regresa a su mundo en la gran mayoría de ocasiones.

No obstante, todo eso perduró.. una sola fracción segundo.

Antes de que el niño pudiera entender el porque del nudo en su garganta y las lágrimas sobre sus párpados, esos sentimientos desgarradores, desaparecieron.

Los recuerdos felices de su hogar y sus padres, dejaron de hacer que el niño tuviera miedo de no volver a verlos, simplemente generaron sentimientos alegres... y solo eso, amor y cariño por esas personas tan imponentes para él.

Aunque suene cruel, no es culpa del niño, él ama a sus padres y eso nunca cambiará, es solo que su nuevo cuerpo no le deja desarrollar las emociones negativas que debería experimentar al encontrase lejos de ellos.

Y era entendible la razón de porque ocurría eso, él ya no es un humano, no es una cría de humano la cual necesita de sus padres para sentirse seguro en el mundo, ahora es un [Seraphin]... una especie cuyas emociones están esclavizadas, en el rechazo absoluto al sufrimiento.

Overlord: El Último JugadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora