Capitulo 11: Moribundo.

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El hogar de Atena era diferente a las demás casas del pueblo, las paredes son de madera y estaban reforzadas con pequeños pernos de hierro, además sobre el tejado sobresalía una chimenea de metal, algo que muy pocos edificios del pueblo compartían.

Ella tuvo que subir una pendiente bastante alta para llegar a la puerta de su casa, la montaña anciana en medio de la isla hacia imposible construir todas las viviendas y edificios de Puesto Sol a un mismo nivel.

Para los ancianos, subir una pendiente como esa seria un calvario, sin embargo, las jóvenes y fuertes piernas de Atena no estaban de adornos, ella apenas sudó a la hora de subir.

"¡Papá, estoy en casa!"

Atena avisó desde fuera, unos segundos antes de empujar la puerta con sus manos y entrar con confianza a su casa.

Normalmente las puertas del pueblo no suelen tener cerraduras, al ser un asentamiento tan pequeño pocas personas se encuentran dispuestas a cometer un robo.

Obviamente hubieron casos aislados donde alguna persona se pasó de la raya y decidió robar a otro poblador, y los castigos de esas personas sirvieron de ejemplo para las demás.

Robar las pertenencias de otra persona dentro de la isla es penado con una PALIZA por parte de la víctima del robo hasta que se encuentre satisfecho.. y si tras darle la paliza no se siente satisfecho, la "Víctima" del robo puede matar al ladrón y nadie lo impedirá.

Robar en Puesto Sol es más arriesgado que beneficioso, eso permite a las personas darse el lujo de dejar las puertas de sus casas abiertas y sin vigilancia.

"¿Niña, dónde estuviste metida? Tengo un hambre demencial, casi estuve dispuesto a comerme mis propias piernas... ¡¿me escuchaste?!"

El padre de Atena gritó con fuerza una vez vio entrar a su hija.

El hombre no mayor de cincuenta años tenía la piel pálida, y no como su hija, ese hombre parecía un cadáver.

No tenía pelo, sin embargo había rastro de finos cabellos en su cráneo que daban a entender que antes poseía una melena envidiable.

Ese hombre llamado Andrew se encontraba sentado en una especie de sillón hecho con madera mal procesada y su cuerpo estaba cubierto por una sábana Blanca de lino, la cual tenía manchas de sangre negra en las partes más bajas.

"Los siento, papá, solo estaba contemplando..."

"¡Me importa un carajo lo que estabas haciendo, tengo hambre!"

"¿Entonces porque preguntaste donde estaba..?"

"Porque tengo hambre, ¿acaso no me escuchas, niña estúpida?!!!"

Atena no podía acabar sus frases antes de que su padre la interrumpiera con un penetrante grito, pero no parecía importarle, su rostro no había cambiado de estado neutral en ningún momento.

La mirada de Andrew fue puesta sobre Atena con mucha intensidad, si él se pudiera poner en pie, seguro hubiera golpeado a su hija.

Atena estaba acostumbrada a ese tipo de trato por parte de su padre, no era un mal hombre, aunque lo pareciera después de tanta prepotencia.

'Papá no es un mal hombre, es el mejor de toda esta isla, solo se encuentra asustado y quiere ocultarlo tras esa máscara de valentía..'

Penso Atena antes de suspirar y confirmarle a su padre con un movimiento de cabeza, que iba a prepararle el almuerzo.

"¡¡Apresúrate, no tengo todo el día, quiero morir con el estómago lleno!!"

Atena camino hacia la "cocina", que se trataba de una pequeña estufa de leña la cual tenía una boca de humo sobre ella.

Overlord: El Último JugadorWhere stories live. Discover now