Mi primera experiencia con una gigante.

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Todo estaba oscuro, pensé que había sido mi fin. Pero no fue así. Mire y ví que estaba en la punta de su tenis.

Diego: Pero, ¿Esto es real?

Gire y pude ver la calceta de Nadia. Era negra pero tenía imágenes de fresas. La verdad me gustaba cuando las chicas usaban ese tipo de calcetas.

Cada paso que daba Nadia, lo podía sentir. Pensé que me moriría en cualquier momento, pero el tenis era grande, y me daba suficiente espacio para moverme.

Diego: No parece un sueño, estoy en el tenis de Nadia. Qué locura.

Aún no entendía la situación, pero no pude pensar en nada más porque el olor de su tenis y su calceta empezaron a llamar mi atención.

Diego: Es... Este lugar huele mal... Es el aroma que me gusta, pero... Es el olor de la hermana de mi amigo.

A veces me mordía la curiosidad por oler de cerca su calceta, ya que era mi sueño, pero ser pequeño jamás lo imaginaria.

Diego: ¿Qué hago? Esto es raro, a parte, esto le gusta a José... Pero el no está aquí... Entonces...

Tarde mucho en pensar, pero me decidí. Me acerqué lentamente y comencé a oler su calceta. Era un olor genial. Desde hace tiempo me moría por hacer esto. Estuve un rato así hasta que en Nadia subió un poco su pie, que quede atrapado de sus dedos.

Se sentía caliente y húmedo. El olor... Es indescriptible... Es de esos aromas que no puedes describir.

Cada paso que daba, me ponía de frente con sus dedos.

Diego: ¡Espera! ¿Esto es la ventaja de ser pequeño? Es ... Genial supongo.

Estuve un rato en sus pies hasta que Nadia piso un poco fuerte, parecía que se había tropezando.

Diego: Auch...

Me estaba aplastando con fuerza. En eso, rápidamente se ve que se detuvo y se sentó.  Pude ver cómo su pie salía del tenis.

Nadia: (sube su zapato para ver a dentro) Perdón Diego... Me tropecé y creo que te pise... ¿Estás bien?

Diego: (recuperando el aliento) creo que sí, aunque me dolió mucho.

Nadia: Perdón, te dejé estar en los dedos pero no pensé que te pasaría esto. En verdad lo lamento...

No sabía que hacer. Ella se preocupaba por mí, a diferencia de su hermano que estaba en el otro tenis.

Diego: Y ¿Qué pasa con José?

Nadia: El está bien, es fuerte. Pero me preocupa tu salud.

No sabía que estaba pasando.

Nadia: Puedo llevarte a casa en mi bolsa, o ¿quieres volver al tenis?

Diego: Me gustaría estar en... El tenis por favor.

Nadia: Muy bien, tendré más cuidado. Y gracias por el masaje, me gustó mucho. Jeje

Nadia bajo su tenis y me dió tiempo para acomodarme. Luego continuó su paseó.

Diego: Creo que ya se porque a José le gusta este fetiche. Es genial.

Obviamente seguí oliendo la calceta de Nadia hasta que llegara a casa.

No sabia donde estaba pero la podía escuchar hablar con alguien, tal vez sus hermanas. Luego, ella volvió a sacar su pie y esta vez me saco de su tenis.

Nadia: En verdad eres diferente a nuestro hermano. Tu me caes bien.

Estábamos en el baño.

Diego: Si pero... ¿Por qué me hiciste esto?

Nadia: porque quería ponerte a prueba, y me agradas.

Diego: ¿Y qué pasa con José? ¿Lo vas a sacar también?

Nadia: el me va a acompañar otro rato. Yo te voy a poner en la casa de juguete de Ximena para que descanses un rato. Mañana le contaré a Sasha sobre ti y mi hermano. Te llevaré comida cuando termine Ok.

Entonces Nadia me tomo con su mano y la cerró. Luego la metió en su bolsillo. Pude escuchar una conversación rápida y luego escuché que bajarían a comer.

Nadia: Listo, aquí vamos.

Me saco y me metió en la casa de juguete.

Nadia: Aquí estarás a salvó. No hagas nada.

Y salió de la habitación.  Yo me sentía extraño, no sabía que hacer. Yo tenía un trato especial, pero José no.

Diego: Bueno, aunque a ese tipo siempre le gustó que le hicieran eso. Entonces decidí esperar para conocer mi destino.

Las Hermanas Gigantes De Mi AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora