three.

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Mikey por instinto había intentado darle otro golpe en el rostro a Draken, lo único en lo que podía pensar era en inyectarse la bendita medicina que había dejado en el local. Pero no nos vamos a engañar, en ese estado lo último que tenía eran fuerzas.

Ryuguji detuvo el puño del más bajo con su mano, esperaba ver una cara de asco, burla, o hasta enojo. Porque es lo único que podrían sentir por un omega como él. Pero se llevó una gran (y nada agradable) sorpresa cuando vio que estaba relamiendo sus labios. Mikey tembló, y pensó lo peor.

Empezó a sentir un cosquilleo en el cuello y ahí todas las cosas cuadraron, y parece que por fin se dio cuenta del peligro en el que se encontraba.

— Ah... Tú eres u-un alfa.

No recibió respuesta del chico, y tampoco la necesitaba, era obvio que alguien con ese físico y personalidad iba a ser un alfa. Se sintió muy estúpido por no haberlo notado antes, ni siquiera cuando eran amigos...

Por otro lado Draken se había dejado embriagar por las feromonas que soltaba el omega, por lo que su cuerpo perdió el control y empezó a actuar solo. Lo último que se vio fue a un Mikey tirado en el suelo, con un alfa encima desesperado por morder, lamer y tocar cada parte de su piel.
Ya no tenía fuerzas ni voluntad para quitarlo, y como era su primer celo no sabía que más hacer. Así que sintiéndose la persona más humillada simplemente se dejó hacer.

Draken le dio la vuelta, ya tenía al omega completamente desnudo bajo su cuerpo, y al parecer, dispuesto. Y aunque parecía una bestia fuera de sí tampoco era tan inconsciente de lo que hacía, por lo que decidió prepararlo antes, y sin preguntar metió dos dedos de una en aquella virgen cavidad, empezó a moverlos, estaba muy ansioso.

Mikey se seguía preguntando "¿por qué él"? y "¿por qué a él"? Pero en ese momento lo único que quería es que alguien lo liberara de esa excitación y más sensaciones que eran nuevas para su cuerpo.

Ken lo levantó y se puso de rodillas atrás de él, y de nuevo sin decir una palabra metió su miembro dentro del omega, soltando un jadeo. El rubio más bajo solo podía tratar de sostenerse del suelo, su rostro estaba hecho un desastre, lágrimas, pequeños hilos de saliva y un sonrojo era lo único que se podía ver.

Estuvieron así unos minutos hasta que el alfa decidió volver a recostarlo en el lugar, para seguir con las embestidas más cómodamente. Mikey gemía y suspiraba, ya no podía ocultar que se sentía en el cielo. Estaba a nada de correrse, cuando alguien lo bajó de su nube.

Sintió el peor dolor de su vida, en el cuello. No necesitaba ver para saber que lo habían marcado, pero debido a la sobre estimulación que había recibido, y sumándole que era su primera vez, terminó desmayándose.
Y parece que por fin Draken se dio cuenta de lo que había hecho.

Salió del pequeño cuerpo pero no se alejó de él, estaba sudando, con la respiración demasiado agitada, y con un omega que marcó debajo suyo. Algo de todos los días.

— Te estaba buscando, Draken. . . — se sobresaltó, le daba pánico pensar que alguien había visto lo que hizo, lo iban a acusar de haber abusado de un omega en celo. Pero antes de que pudiera responder un fuerte golpe se hizo presente, y gracias al estado en que estaba terminó desmayado junto al cuerpo de Mikey también.

— Esto es una verdadera molestia. — soltó Inui, el "cuidador" de Draken. — Lleven a estos dos de inmediato al hospital.

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Pasadas unas horas Manjiro se despertó, con un dolor infernal en todo el cuerpo, se le había olvidado que también estuvo peleando. Sus heridas ya habían sido curadas y cuando reaccionó se dio cuenta de que estaba en un hospital.

Justo en ese momento entró a la habitación un joven de cabello rubio, casi blanco. Con una cicatriz en el rostro, no era muy alto. Pero se veía muy elegante, y fuerte. Mikey tragó fuertemente.

— Usted fue sometido a un tratamiento anticonceptivo, debido a las medicinas los síntomas de su celo se han suprimido. También tiene contusiones en todo el cuerpo y una pequeña fractura en la muñeca, así que no la mueva.

Estaba tratando de asimilar toda la mierda que le había pasado, pero otra vez fue interrumpido. — Eres Manjiro Sano. ¿Verdad? Lo siento, tuve que tomar tu credencial de estudiante.

Suspiró. — Mi nombre es Seishu Inui. ¿Quieres que llame a algún familiar?

Y ahí se activaron todas las alarmas en Mikey. Emma no sabía lo que había pasado y probablemente cometería un crimen si lo supiera, no estaba en sus planes que le llamaran a ella. Pero el tipo volvió a hablar.

— ¿Puedes recordar lo que hicieron junto al lago? — se congeló, de repente todos los recuerdos llegaron a su mente como si de una película se tratara.

— Bien, parece que puedes recordarlo.
Tu cuello, fuiste mordido por un alfa, por mi jefe. Ustedes dos formaron "ese" lazo.

Mikey perdió todas las expresiones en su rostro y juraba que se iba a desmayar otra vez, no es posible que lo hayan marcado, no es posible que haya sido él.

Inui tosió levemente, tratando de llamar la atención del omega. Y cuando lo logró, habló de la manera más calmada posible. — Esto es lo que te diré. Eres un omega, tu consciencia de auto protección fue insuficiente, y lo más importante es que la segunda generación fue implicada. — el omega estaba cabizbajo, incapaz de decir algo. — Lo que digo es que deberías olvidar esto, es lo mejor para tu cuerpo.

En el futuro, por favor manténgase alejado de mi jefe, podría romperse algo. . . o ahogarse.

Mikey se levantó de golpe, era cierto que no quería involucrarse más con ese estúpido alfa, pero lo había marcado. Y lo justo era que se hiciera responsable de eso. ¿No?

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— ¿Por qué me pasa esto a mí? — se dijo a si mismo, ya le habían dado de alta así que estaba pensando cómo demonios llegar a su hogar y explicarle a Emma que su descuido lo dejó con un lazo y una muñeca rota.

— ¡Cállate, Inui! Puedo volver yo solo. — estaba hablando por teléfono.

Ah, perfecto. Draken seguía en el hospital, tenía que ser ahora o nunca, que se hiciera cargo de las consecuencias.

— Oi, Draken, maldito. — apenas se dio la vuelta y cruzaron miradas Mikey se puso de los mil colores, otra vez esos recuerdos llegaron y lo único que pudo hacer fue salir corriendo.

— Y-Yo. — ya había salido del hospital, estaba sudando nuevamente y con una desagradable sensación en el pecho. Y ni siquiera pudo hablar con ese tipo. — ¡Qué rayos fue lo que me pasó!

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𝗮𝗯𝗮𝗿𝗲𝗻𝗯𝗼 𝗵𝗼𝗻𝗲𝘆 ; drakey. ❥˙๑Where stories live. Discover now