eight.

3K 347 55
                                    

Seishu Inui, a pesar de tener una aura intimidante y ser el guardaespaldas personal del alfa Ken Ryuguji, era solamente un joven. El cuál se encontraba muy nervioso, estaba haciéndole una reverencia a Hajime Kokonoi, el prometido de su jefe, y el heredero de su clan.

"Koko" cómo le decían, venía de una familia muy rica y con una increíble posición social, pero no lo conocía lo suficientemente bien, por lo que no sabía cómo podría reaccionar.

— Vine a comunicarle la desición de mi jefe de terminar su compromiso. En primer lugar, nuestras sinceras disculpas al heredero del clan Kokonoi.

Koko estaba sentado sobre un pequeño escritorio, estaba rodeado de guardaespaldas suyos, y cansado ya de escuchar lo mismo. Pero eso no le impidió bajarse para acercarse al rubio.

— Sólo con eso no es suficiente.

— Voy a responder cualquier cosa que desee.

— Entonces te permitiré pagar con tu cuerpo.

El cuerpo de Seishu reaccionó solo, se levantó sin pensarlo y intentó golpear al joven, pues no iba a dejar que lo ofendieran así. Pero un ruido lo aturdió, y dejó inmediatamente inconsciente.

⠀⠀ ⠀⠀   ⠀⠀ ⠀⠀        . . .

No sabía cuántas horas habían pasado, ni siquiera sabía dónde estaba. Cuando se despertó vio que se encontraba sentado en medio de lo que parecía ser una isla. Revisó su cuerpo, por suerte todo parecía estar en orden, no habían rastros de violencia, absolutamente nada.

— ¡Buenos días, Inupi! — escuchó aquella voz y sintió que su estómago se revolvía. ¿En qué demonios estaba pensando ese chico?

— Siempre había querido estar así contigo, Inupi. Solo nosotros dos. — ¿Y ese apodo?

— Como disculpa vas a tener que jugar conmigo hoy, todo el día. En la noche alguien vendrá a recogernos a ambos. Mientras debemos disfrutar. ¿No crees?

Inui iba a oponerse, incluso enojarse, estaba en todo su derecho de eso. Pero ni siquiera sabía dónde estaban, no es que pudiera hacer otra cosa.

— Ah, bien. — y ahí la cara de Koko se iluminó.

⠀⠀ ⠀⠀   ⠀⠀ ⠀⠀        . . .

Ambos estaban sentados en una pequeña mesa que daba vista al mar, Inui estaba tomándose un té mientras Hajime no dejaba de mirarlo, ya hasta lo estaba poniendo nervioso.

Koko recargó su rostro en sus palmas, mientras seguía admirando el rostro contrario. — Desde que conocí a Draken supe que estar juntos iba a ser imposible. Somos totalmente incompatibles. Respecto a lo del matrimonio, fue solo una estupidez que dijeron nuestros viejos estando borrachos. — Seishu lo miró. — Además, quién me interesa eres tú.

El rubio se atragantó con su bebida, parece que ese chico era muy directo al hablar, y no estaba nada acostumbrado a eso. Normalmente era él quien interpretaba ese papel.

— Otra vez con esas bromas.

— Oye, va en serio. ¿Cuántas veces debo decirlo para que me creas?

Todo se quedó en silencio nuevamente, y Koko no tuvo más opción que volver a romper el hielo.

— Desde niño he expresado mis sentimientos por ti, pero ni una sola vez has volteado a mirarme.

— Eso es porque no tengo ningún interés.

— Inupi, ¿Te has enamorado?

— Estoy muy ocupado con mi trabajo, no tengo tiempo para pensar en eso.

— ¿Ni una sola vez?

— Hay cosas más importantes.

Koko sonrió, pero esa no era una sonrisa cualquiera, era una sonrisa traviesa. Inui se tensó, seguramente iba a salir con alguna estupidez.

— Inupi, ¿Eres virgen?

— Ese tipo de cosas debería hablarlas cuando salga con sus amigos. ¿Acaso es divertido molestarme así?

— ¡Es divertido! Es decir, era mi sueño pasar tiempo con la persona que me gusta en un lugar así. Estoy muy feliz.

— Ya veo. — Seishu se quedó callado nuevamente, no sabía que decir. Ciertamente el pelinegro era un chico muy atractivo, tenía un lindo cuerpo, a pesar de ser tan hablador era alguien agradable. El sueño de muchos. Pero él no tenía tiempo para esas cosas.

"Me quiero ir". Pensó.

⠀⠀ ⠀⠀   ⠀⠀ ⠀⠀        . . .

Inui había estado tratando de contactarse con alguien de la casa donde trabajaba, pero nada. Una fuerte tormenta se hizo presente y parece que estaban los dos perdidos ahí. Lo que le faltaba.

Ya había amanecido, y no paraba de llover. No pudo pegar el ojo en toda la noche y seguía sin tener razones de las personas que iban a recogerlos.

— ¿Estás bien, Inupi? — preguntó con una voz adormilada, pero no recibió respuesta, como siempre. eso lo deprimió un poco, pero no iba a desaprovechar ninguna oportunidad de estar con su ser amado. — Voy a preparar el desayuno.

Se dio la vuelta y se dirigió a la cocina. Inui apenas pudo salió corriendo al baño, estaba en un estado lamentablemente, y estaba demasiado nervioso por lo que podría pasar. Oh, había olvidado mencionar que él también era un maldito omega. Al que al parecer le había llegado el celo en el mejor momento.

Koko entró al baño sin preguntar, encontrándose con un rubio con el cabello desordenado, las mejillas rojas y soltando pequeños jadeos. Se veía muy mal. Quería ayudarlo.

Se estaba acercando para preguntar qué le pasaba, pero fue detenido por la peor mirada que le pudieron dar en su vida. Seishu lo estaba viendo con horror, como si fuera un espanto.

— Eres . . . Eres un alfa. — el rubio con cuidado tomó un cepillo que había allí y se lo arrojó. — ¡Maldita sea, no te me acerques!

— No debes tener miedo, te lo aseguro. — le dijo Koko con una sonrisa, queriendo que confiara en él.

— ¿Por qué? Sin duda eres un alfa.

— Sí, pero los médicos me han dicho que tengo una mayor resistencia a las feromonas de los omegas, a diferencia de otros alfas. Es muy poco probable que entre en calor, por eso no me había dado cuenta.

Inui se tranquilizó, se levantó más confiado del lugar y salió de allí junto al chico siguiéndolo.

— Yo, no he revelado que soy un omega, ni siquiera a los demás chicos del clan. Ni siquiera a Draken. Hasta ahora había usado inhibidores para ocultarlo, no sé qué pasó.

— Yo te traje aquí contra tu voluntad, realmente lo siento. — Koko estaba muy apenado, tenía las sospechas de que Inui era un omega pero se sentía culpable por lo que había pasado.

— No te preocupes, yo tampoco me esperaba una situación así. — suspiró y se acomodó la ropa. — Pero por favor, mientras estamos aquí no te acerques.

Iba a hacerle caso, se lo debía. Pero al agacharse para hacerle una reverencia se dio cuenta de que Inui tenía una erección.

— Eso parece doloroso. ¿Estás bien?

Inui no entendía a qué se refería, hasta que notó a dónde estaba mirando ese atrevido, y su cara se puso de los mil colores.

— Seguro nunca te has masturbado, Inupi. ¿Debería ayudarte?

— ¿Qué demonios estás diciendo?

⠀⠀ ⠀⠀   ⠀⠀ ⠀⠀       
⠀⠀ ⠀⠀   ⠀⠀ ⠀⠀        . . .

𝗮𝗯𝗮𝗿𝗲𝗻𝗯𝗼 𝗵𝗼𝗻𝗲𝘆 ; drakey. ❥˙๑Where stories live. Discover now