Capítulo 6.

30 4 0
                                    

     En mis manos tengo el estúpido horario que Layre me dio, y solo puedo inflar las mejillas y sacar el aire de manera ruidosa y frustrada. Ese vampiro sí que es un dolor de cabeza.

—Tienes que estar conmigo todo el tiempo —me había dicho Layre cuando estaba en su habitación —Así que te entrego el horario que tengo, así que tienes que estar donde yo estoy, tienes que comer a la hora que yo lo hago e incluso tienes que orinar cuando yo lo haga.

Cuando estaba a punto de replicarle él solo me saco de su habitación y me dijo: —Te veo en la cena, Alec —y me cerró la puerta en la cara.

—Imbécil, ¿Quién carajos es Alec? —apreté la hoja que tenía entre mis manos y dejé caer mis brazos a mis costados ocupando menos de la mitad de la cama.

Después de terminar mi berrinche mental contra Layre, volví a leer su horario y lo único que hay son clases, tanto de la universidad como extracurriculares (piano, violín, danza, canto e incluso pintura), y me pregunto si yo también tendré que tomar esas clases o solo me quedare viendo a Layre. Eso le daría gusto al infeliz, verme ahí en un rincón esperándolo, como un perro. Ja, le encantaría eso.

No llevo un día en esta casa­mansión y ya odio al "joven amo". Creo que ahora entiendo porque su padre busco ayuda, pero sigo sin entender porque yo, creo que me dejé llevar por los halagos y no pensé bien la situación. Agh, Layre, no te conozco y siento que te quiero cortar de un tajo la cabeza con las espadas "decorativas" de tu sala.

Mi mente divaga un rato más sobre las cosas que puedo hacer para joderlo, pero luego dejo esos pensamientos de lado al recordar que es un jodido vampiro y que sus súper sentidos harán que todo lo que planee sea una estupidez y quede como un estúpido.

— ¿Señor Hoswin? —escucho la voz de una chica del otro lado de la puerta, una de las mucamas, pero aun no las reconozco bien.

—Pasa —digo y de inmediato la puerta se abre dejando ver a una chica de cabello corto (le llega hasta los hombros) y rubio.

—Buenas tardes señor Hoswin, mi nombre es Clair —se presentó la mucama mientras camina hasta donde yo me encuentro con una bandeja de plata la cual tiene un sobre sellado —Soy la mucama del señorito Layre y ahora de usted también —subió hasta mi cama y dejó la bandeja en el buró —Cualquier cosa que requiera puede pedírmelo, con permiso —dicho eso Clair bajó y salió de mi habitación.

—Gracias —dije aun sabiendo que ya no me escucharía, simplemente fue costumbre.

Me senté en la cama y me estire para agarra la carta de la bandeja, una vez en mis manos le rompí el sello de manera delicada y saque la hoja. Era una carta del señor Hewerly.

Señor Alex.

Muchas gracias por haber aceptado mi propuesta y espero que se encuentre cómodo en su habitación, pero si no se siente a gusto puede tomarse la libertad de hacer un cambio de habitación, aunque lo más preferible es que este cerca de mi hijo, ya sabe para qué creen un fuerte vínculo.

El motivo de esta carta es para notificarle que tengo muchas expectativas hacia usted y espero que sea capaz de cumplirla, no quiero que sienta presión sobre eso, solo quiero darle una motivación.

Por cierto, mañana podrá comenzar la universidad, ya hice que mis subordinados arreglaran su documentación para ser aceptado en Canticum Lamia, también hice que acomodaran su horario con el de mi hijo, así que después de terminar la semana quiero un reporte completo sobre mi hijo, cada detalle es importante así que por favor no lo pierda de vista, si nada más que decir lo dejo descansar, nos vemos en la comida dentro de 40 minutos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 31, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No necesito sangre para amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora