Capítulo 2

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Soy Isabelle Abramson Esiquio, princesa del reino Esiquio y futura Emperatriz de Obelia

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Soy Isabelle Abramson Esiquio, princesa del reino Esiquio y futura Emperatriz de Obelia. Antes de llegar a este lugar era simplemente una joven universitaria coreana con descendencia latina que estudiaba leyes, mis padres se habían separado cuando era una niña y terminé viviendo con mi abuela en el extranjero cuando le cedieron mi custodia total.

¿Cómo terminé en este lugar? Pues, resulta que salía de tomar con unos amigos de un bar cuando me subí a un taxi y hubo un accidente, el vehículo en donde iba se estrelló junto con otro auto sufriendo graves daños, había quedado en coma y cuando desperté solo pude despedirme de mi familia porque mi cuerpo no pudo soportar más tiempo.

Creía que todo había terminado ahí pero cuando abrí los ojos estaba en otro lugar y era otra persona. Me convertí en una princesa de un reino próspero y empecé a llevar una buena vida, en este lugar tenía el amor de mis padres y un hermano que me trataba maravillosamente.

Él junto a padre hicieron todo lo posible para que yo no me casara con ninguno de esos arrogantes aristócratas, aunque las propuestas de matrimonio llovían.

Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar cuando un nuevo emperador se posicionó en el trono de Obelia, grande fue mi sorpresa cuando escuché de las criadas que era el segundo príncipe Claude Day de Alger Obelia, el personaje de una novela llamada "Lovely princess" que había leído antes de llegar aquí, aunque no debía preocuparme ya que simplemente era una personaje que nunca apareció en la trama y no era necesario involucrarme.

«Qué ingenua fui».

Esiquio no era un reino muy grande pero sí próspero, pues contaba con la protección divina debido a que en esas tierras se había establecido el templo del continente por el primer rey que recibió la bendición de Dios y algunas personas eran portadoras de este grandioso poder; no importaba si eras un noble o plebeyo, tener el poder de los cielos era considerado un regalo y forma de disparar el estatus de cualquiera. Aquí habitaban sacerdotes, azorbispos y la poderosa santa que bendecía a todos y cada uno de los ciudadanos, gracias a ellos el reino había podido mantenerse durante tantos años. Obelia podía tener de todo, pero no divinidad.

Como era de esperar Claude veía esto como una amenaza, existían cosas que la magia no podía manejar, solo el poder divino. Eso se convirtió en un problema, aunque se firmó una alianza entre Esiquio y Obelia nada de eso confirmaba que el imperio no fuera capaz de invadir el lugar para hacerlo su territorio.

Los nobles y plebeyos temían, hubieron protestas y muchos desacuerdos, recuerdo el semblante de preocupación de mi padre cada vez que creía que no lo veía y lo distante que se veía mi hermano, además que constantemente realizaba viajes a las fronteras en donde estaba el portal que conectaba a Obelia y Esiquio, junto al ejercito del reino; también las muchas veces que mamá me presionaba para asistir a fiestas de té y que no estuviera en el palacio mientras todo ocurría. 

Yo también tenía miedo, si Claude quería podría destruir Esiquio y apoderarse del templo.

Lo peor fue cuando empezaron las ideas de establecer lazos entre el reino y el imperio, como era de esperar mis padres se mostaron reacios pero empezaron a buscar buenas candidatas que serían tomadas como concubinas, era lo único que se les podía ocurrir, pero, hubo un problema.

«Ninguna joven quería convertirse en la concubina del Emperador y menos cuando supieron la forma de cómo se apoderó del trono».

Hasta yo fui ofrecida como candidata y los reclamos no se hicieron esperar, mis padres y mi hermano se rehusaban a dejarme ir, sin embargo, no sé cómo pero una carta del imperio llegó, era un acuerdo matrimonial, si Esiquio ofrecía una digna joven, esta podría convertirse en Emperatriz, estableciendo un lazo inquebrantable, era mucho mejor que enviar una concubina. Creí que las cosas habían terminado, ya no me convertiría en una mujer destinada a satisfacer a Claude, pero unos días después de la llegada de aquel documento vino otro más.

Exigían que la candidata tuviera una posición alta y el mejor estatus del reino, llegué a creer que aquello era indirectamente pedirme a mi, la princesa, porque no existía otra joven además de mi que cumpliera con tales requisitos. Cuando todos se enteraron fue un verdadero escándalo y mis padres decidieron decírmelo en la fiesta de té de hace dos semanas.

No entendía nada, lo más preocupante era que de alguna forma u otra me vería involucrada en los hechos de la trama de Lovely Princess.

Ahora me dirijo al imperio de Obelia cuando ya han pasado los tres días de viaje.

«En la novela, Claude jamás eligió a una emperatriz. ¿Porqué ahora? ¿Porqué yo?»

El carruaje se detuvo y supe que habíamos llegado a Obelia, en ningún momento me asomé a ver el paisaje porque no me sentía cómoda en este lugar y decir que todo era hermoso, sería hipócrita de mi parte

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El carruaje se detuvo y supe que habíamos llegado a Obelia, en ningún momento me asomé a ver el paisaje porque no me sentía cómoda en este lugar y decir que todo era hermoso, sería hipócrita de mi parte. La puerta fue abierta y Félix me extendió su mano ayudándome a bajar con mucho cuidado. 

━ Gracias ━ Susurro y sonrío en agradecimiento recibiendo un asentimiento de su parte

Frente a mi se hallaba el imponente palacio principal, admito que la estructura es imponente y llamativa, es de esperar tratándose de Obelia. Delante de mi se encontraban muchas criadas y caballeros acomodados en filas esperando mi llegada junto a una alfombra roja en la entrada, todo estaba decorado extravagamente pero en ningún momento vi a Claude.

«Nos convertimos en marido y mujer desde que pisé Obelia y aún así no tuvo la decencia de recibirme».

Reprimí la expresión de sarcasmo que quería mostrarse en mi rostro, un hombre de mediana edad con un traje negro camina hacia mi. Tenía un cabello castaño y ojos color marrón, aunque era algo mayor no le quitaba el atractivo.

━ Gloria y bendiciones a la luna de Obelia ━ Saluda el hombre haciendo una reverencia ━ Mi nombre es Philip Valmond y por ordenes del Emperador me encargaré de servirle desde ahora ━ Se presenta con una expresión amable

━ Un placer conocerte, Philip, estoy a tu cuidado ━ Respondí con una sonrisa

Así fue como comenzó mi estancia en Obelia, ya me había convertido en una Emperatriz y eso conllevaba obligaciones. Solo esperaba sobrevivir y cuando fuera el momento buscar la forma de alejarme de todo el caos que lo envolvería en unos años.

𝑬𝑴𝑷𝑹𝑬𝑺𝑺 𝑶𝑭 𝑶𝑩𝑬𝑳𝑰𝑨 ━━WMMAP Donde viven las historias. Descúbrelo ahora