39- Hogar: parte l

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Hoy a la noche subo la segunda parte. Gracias por votar y por leer!

Y una última cosa: me cansé de leer comentarios y mensajes diciendome como continuar la historia, y que si seguía el rumbo por el que iba, se iba a vovler aburrida. Lectores: toda historia tiene su nudo. Y esta no es la excepción. 

Disfruten <3

FOTO MULTIMEDIA: PENNY TURNER (BRITT ROBERTSON)

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David me miró con desilusión cuando terminé el relato. Él fue la única persona a la cual me animé a contarle sobre la propuesta del director y de esos agentes.

-Penny… –susurró.

-No digas nada –lo interrumpí y me acerqué a la ventana. Miré como muchos estudiantes empezaban a jugar con la nieve que se acumulaba cada vez más en el suelo-. No sé qué hacer.

David suspiró.

-No te diré lo que hacer, Pen –habló en un tono más bajo-. Esos agentes tienen razón y hacen lo correcto al darte la opción de irte. No podemos controlarte y obligarte a estar aquí. Eso no es sano.

-Es que quiero quedarme aquí, pero al mismo tiempo sé que debo irme –sollocé-. No quiero dejarlos, los amo demasiado y sé que me odiaría para toda la vida si decido irme.

Me volteé a verlo y pude ver como David tenía los ojos cristalizados. Corrí a él y lo abracé con fuerza, llorando en su pecho, mientras me acariciaba el pelo.

-Nosotros te amamos también, Penny. Te amamos mucho, mucho –repetía-. Eres nuestra hermanita, nuestra amiga, eres nuestra otra mitad. No sé qué haríamos sin ti –dijo con dolor-. Y has hecho lo correcto al decírmelo a mí. De solo pensar la reacción de Simon, Cook, o Ryder… -suspiró.

-No digas eso –sollocé. Escuché unos pasos en el pasillo y algunas risas, e intenté memorizarlas.

-Eres la primera persona a la que él quiere en años –sabía que hablaba de Ryder-. Le gustas mucho, y le importas, y lo sé porque lo admitió en frente mío. Y parecía tan enojado al decirlo, como si odiara tener que sentirse así. Pero al mismo tiempo… parece pleno. Eres todo lo que necesita, y él lo sabe. Le romperás el corazón.

-Más de uno terminara con el corazón roto –dije bajito, haciendo un gran esfuerzo por no gritar y empezar a romper todo.

-Escúchame –se separó de mí y sorbió por la nariz-. Nos olvidaremos de esto por hoy, ¿sí? Mañana decidirás. Ahora, vayamos a disfrutar del invierno –sonrió, sin embargo, esa sonrisa no llegó a sus ojos. Estos estaban apagados, y tristes.

Asentí y me puse una campera, una bufanda y un gorrito de lana. Con David salimos del cuarto, y luego de la casa en silencio.

Todo el campus se encontraba haciendo una guerra de bolas de nieve. David y yo nos unimos rápidamente, sin embargo, sabía que ninguno de los dos había olvidado nuestra anterior conversación.

Me coloqué al lado de Simon y preparé una bola de nieve.

-¿Listo para atacar? –intenté bromear. Sin embargo, Simon no contestó.

Lo miré, pero el miraba hacia otro lado.

-Te irás –musitó. Quedé en silencio unos segundos.

-¿Lo has oído todo? –pregunté, temblando. Me lo imaginé, detrás de la puerta, escuchando cada palabra que dije. Me miró, y vi el dolor y el enojo en sus ojos.

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