02

525 87 23
                                    

Afortunadamente ya habían salido del hospital. Ryūnosuke compartía mesa con Chūya, Atsushi, Sakunosuke y Dazai. Estaba sorprendido de todo lo que podría comer en una misma hora.

Había guarniciones y platillos principales en la mesa. No sabía qué elegir, sólo conocía el sabor de las plantas.

- Vamos, Ryūnosuke. Intenta comer algo. Chūya cocina delicioso.

Insistía Dazai. Chūya era el que siempre cocinaba por su buen sazón a la comida. Todos vivían juntos.

- Es la primera vez...que veo tanta comida... ¿De verdad no estoy soñando?

Sus ojitos se iluminaban, y su barriga plana hacía soniditos de hambre. Dazai sonrió y acarició la cabellera del menor, despeinándolo.

- No es un sueño, Ryū. Come todo lo que quieras pero, sin excederte, ya que tu estomaguito no está acostumbrado a la vastedad. Sé cuidadoso.

Respondió con voz amable y gentil, brindándole confianza al azabache, que pronto empezaba a quererlo.

- Gracias...

Agachado, mirando la comida, derramando lágrimas y sorprendido por un tierno abrazo de parte de Dazai.

- No agradezcas, niño. Dazai, Oda-san y yo estaremos contigo y con Atsushi-kun por siempre. Ahora, come. Después te mostraremos dónde vas a dormir.

Dijo Chūya con seriedad. Ryūnosuke sonrió ligeramente, aunque era poco expresivo.

- G-Gracias por preocuparte por un moribundo... Dazai-san...

- Agradécele a Atsushi-kun, él fue quien te encontró.

- En realidad...fue el tigre...

Atsushi avergonzado.

Mi Maestro, Mi Padre, Mi AmigoWhere stories live. Discover now