05

393 73 17
                                    

En ese momento, un soñoliento Oda salió de su habitación, aún bostezando y con su pijama puesto.

— ¡Papá!

Atsushi corrió a abrazarlo, como el hijo cariñoso que era, siendo correspondido por el adulto.

— Atsushi, lo siento. Me dormí. Me quedé viendo una película sobre un perro y su adopción, y me dormí tarde...

— ¡¿A-Adopción de un perro, dijiste?! ¡¿Cuál es el nombre de la película?!

Preguntó Chūya al instante, muy interesado. Amaba a los perros, y una película de esa trama sería lo mejor que podría ver.

Ryūnosuke sólo los observaba confundido. Miró a lo lejos que Dazai salió de su habitación, y se aproximó a él, sin decir una sola palabra.

— Ryū-kun, estás despierto. ¿Dormiste bien?

El azabache no respondió, sólo lo abrazó a manera de agradecimiento, derramando lágrimas. Dazai sonrió y correspondía a ese abrazo tan tierno e inocente. Ryū no sabía abrazar.

— Venga, Ryū. No llores más. Me pone triste... Y tristeza es lo que no tendrás de ahora en adelante. ¿Ya te dijo Chūya que vamos a casarnos para poder adoptarte oficialmente?

— Yo... No sé cómo agradecerles...

— Ya te lo dije, Ryūnosuke. No tienes qué agradecernos. Para Dazai y para mí no serás ninguna carga. Será un placer tenerte como hijo.

Chūya apoyaba la causa de una manera que ni Dazai podía imaginarse antes. Estaba sorprendido y muy feliz por ello.



Mi Maestro, Mi Padre, Mi AmigoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora