03

453 80 7
                                    

Le mostraron su habitación, una que compartiría con Atsushi.

Era un cuarto grande y espacioso, incluso le compraron su cama y muebles dónde podría guardar su nueva ropa.

El Azabache derramaba lágrimas, mientras Dazai lo abrazaba para consolarlo. El vendado se puso a su altura, y lo sujetó de los hombros, mirando esos ojitos grises y llorosos del menor.

— De ahora en adelante, Ryūnosuke, quiero que nos veas a nosotros como tu familia, porque lo somos. Atsushi-kun como un primo para tí, Odasaku como tu tío, Chūya es mi novio, así que...podrías verlo como un padre, al igual que yo... Espero no te moleste...

— ¡Para nada! Estoy feliz... Es sólo que...no entiendo cómo este sueño es tan largo...

Respondió sorprendido. Dazai sonrió al ver que Chūya se aproximó a ellos y se unió al abrazo, besando la frente de Ryū con ternura.

— Dazai y yo somos muy jóvenes pero... Seremos tus padres y cuidaremos de tí, cariño. Ahora, ponte cómodo, Atsushi-kun te acompañará y estará al tanto por si necesitas algo.

Dijo Chūya, brindando su confianza.

Ryūnosuke se sentía extraño en una cama. No sabía cómo dormir.

— Ryū-nii, ¿Estás bien?

Preguntó preocupado, desde su cama, mirando la incomodidad del mayor.

— Los adultos me dijeron que no merecía cosas buenas. ¿Por qué cosas buenas llegan a mí?

Respondió inexpresivo.

— No digas eso... Ellos te mintieron. ¡Pero nosotros te haremos feliz! Yo voy a hacer que Ryū-nii sea muy feliz.

Animó con optimismo.

Mi Maestro, Mi Padre, Mi AmigoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora