blanco, naranjo y pelo rojo

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A Tian siempre le enseñaron a ser agradecido, ya sea por cortesía o mera educación, para él era algo bastante común siempre mantenerse cortes y amable ante todos, en todo tipo de situación.

Pero eso no significaba que él no sería caprichoso y mañoso.

Siempre tenía ese sentido de egoísmo, en todas partes, en todo momento, sentía que nadie podía tocar algo suyo, porque nadie lo usaría o lo querría como hizo o hace el, incluso si es algo tan tonto como un alfiler o algo como eso.

A él le gustaba tener sus cosas en cierto orden y sin que nadie sepa o se entere de estas, porque eso quería el, así le gustaba y ya no lo podían cambiar.

Por eso cuando siempre mima y cuida de sus amigos, desde los más doble cara hasta los menos cercanos, le gusta la admiración, le gusta que lo quieran, y le gusta mantener lo que le gusta en secreto.

Pero He Tian ya no se comportaba como antes, ya no reaccionaba mal cuando ciertos 3 tipos tomaban sus cosas y las dejaban en desorden, o cuando pasaban su espacio personal, y es que Tian ya tenía tantas cosas en la cabeza como para fijarse en cada mínima cosa que su amigo Yi le quitaba.

Incluso llego hasta el punto de que tardo 4 días en darse cuenta de que su cuaderno tenía 8 hojas rayadas llenas de pichulas mal dibujadas, con la firma de Mo.

Tian ya no era tan egoísta como antes o al menos, ya no le prestaba atención a nada referente a eso.

Quizá fueron sus amigos quienes lo cambiaron o solo las circunstancias, pero ya no invitaba a nadie que no valiera la pena a comer, ni tampoco dejaba que lo pasaran a llevar, y le pedía que se alejaran cuando ciertas personas invadían su espacio.

Nadie entendía por qué ellos si podían y nadie mas no, y es que ellos nunca entenderían la sensación de Tian de querer devolverles hasta el mundo si es necesario, porque ellos le ayudaron más de lo que sabían, su agradecimiento va mucho más allá de invitarles una comida o solo regalarles cosas.

Ellos sacudieron su soledad y al fin él pudo descansar de tener que ser "He Tian" unos momentos y solo ser el "carepico", pudo al fin ser un cabro normal sin tener que preocuparse de caerles bien a todos, porque eso ya no le importaba.

Le importaba más molestar al pelirrojo, o wear con el Yi, o solo quedarse en silencio con Xixi por unos minutos, viendo quien más aguanta una guerra de miradas.

He Tian definitivamente estaba más contento, y si tuviera cola Mo juraría que se podría ver balanceándose de un lugar a otro.

A veces He Tian podía volver a sus costumbres, pero esas veces eran contadas con los dedos de una mano.

Tian estaba realmente agradecido con estos 3 tipos especialmente, gracias a sus actitudes únicas y, sobre todo, lo fácil que era recordarlos por el color de su pelo destacable entre tanta gente, nunca volvió a perderse, y de echo no se volvió a perder desde que una vez le soltó la mano a la señora que lo cuidaba.

En este momento Tian estaba sudando frió, muy frió, HELADO, y no era por menos, su vida pasaba frente a sus ojos negros y el solo apreciaba cada momento que alegre, recordaba.

Y lagrimas caían de sus ojos negros hasta llegar a la cara de Mo, quien nervioso tomaba las manos de Tian para que la señora encargada del ministerio procediera con la boda.

Y es que Tian no tenía palabras para describir lo feliz que estaba, le brotaba alegría de todo el cuerpo y sentía como si fuera a explotar de tanta felicidad.

Por fin sería el día en que encontraría al desafortunado humano que enlazaría su vida entera con la de él, y vaya que tardo.

Y ahí estaban sus amigos, felicitándolo y Yi llorando en el hombro de Xixi mientras gritaba que sus hijos ya crecieron rápido.

Su pequeño grupo siempre estuvo y duraría por siempre.

Y a pesar de que tuvieron momentos críticos llenos de mierda día a día.

Aguantaron, y aguantarían hasta el final.

Y cuando terminaron de poner los anillos, Yi grito, y partieron la torta.

Por fin se terminó el comienzo de su nueva vida junto a el amor de esta.

Y Tian sonreía hasta donde sus comisuras le dejaban, y su hermano orgulloso solo lo miraba con cariño, mientras agarraba el pañuelo lleno de mocos de Yi y se limpiaba las lágrimas con este.

Por fin Tian estaba bien, y ya no importaba que tan egoísta, o que tan agradecido estaba, tenía a alguien que lo escuche y que entienda porque él es así.

He Tian estaba muy feliz, y juro hacer feliz a Mo y a sus amigos el resto de su vida.

Una que duro demasiado, según Mo.

Y ambos por fin se agradecieron el uno al otro por la compañía, y agradecieron a sus amigos por los recuerdos, mientras se despedían y se decían "te veré en otra vida".

[Fin]

One shotsWhere stories live. Discover now