Capítulo 37: {Mi mundo en contra}

24 9 4
                                    

Jueves 18 de Febrero, me levanto contenta, feliz, porque anoche estuve hablando con Enrique, era la persona mas feliz que podia existir en ese momento, llego hasta al salón y mis padres enseguida se dan cuenta…

—¿Que te ha pasado Catherine?, pareces otra —me pregunto mi padre.

—Nada, que hoy me he levantado así, no se… —dije con el pensamiento en Enrique.

—Bueno, date prisa que vas a llegar tarde —añadió mi madre, no quiso comentar nada más.

Termine de desayunar y cogí las cosas y me fui hasta el instituto, allí me estaba esperando Ismael, con rostro serio.

—¿Se puede saber que te pasó anoche, porque me distes esa contestación? —me pregunto sin esperar a que yo llegase y sin saludarme.

—Nada, solo dije lo que pienso, que en muchas cosas te metes y no deberías de meterte, ni siquiera deberías de opinar —le respondí todo lo que sentía en ese momento.

—No es que me meta o no, solo que me preocupo por ti, y no me fio de ese chico, y tampoco quiero que estés distraída de la misión, y un chico ahora te puede distraer —me respondió una vez más, pero esta vez, sus palabras no iban hacer que cambiase de opinión, e iba hacer lo que yo quería.

—Bueno, pues voy hacer lo que yo considere y punto —termine la conversación, él se dio la vuelta y se fue a la clase, no entendí muy bien porque hizo eso, pero se le notaba que estaba cabreado.

Yo no le di importancia y me fui a la clase detrás de él, pero manteniendo siempre una distancia, para que no me viese.

Pasaron las horas y al fin se hizo la hora de salir, pero estaba rara, no había vuelto ha hablar con Ismael, el estaba en silencio todo el rato, ni siquiera me miraba.

Cada uno se fue por su lado, a su casa, llegue a mi casa y en ese momento.

—Catherine, ¿Me quieres explicar por que has faltado dos días a clase? —me preguntó mi madre que me estaba esperando y se le notaba que estaba cabreada, yo no sabia que responderle, estaba en un laberinto y no tenía ninguna respuesta.

—Estuve estudiando, estos dos días, porque tengo un examen mañana —le comente, un argumento que perdía fuerzas según lo iba contando.

—Catherine, le vas a mentir a quien yo se, ¡no me mientas!, ¿donde has estado? —me volvió a formular la pregunta.

—Mama, te estoy diciendo la verdad —le dije con la mirada hacia abajo, intentando buscar una solución que tuviese sentido, y que no me castigaste.

—Catherine, no me lo creo, hasta que me digas la verdad, vas a estar sin salir y sin teléfono móvil, y el dia que te acuerdes que has hecho estos dos días, entonces hablaremos, y a partir de ahora te llevaré todo los días al instituto —el mundo en ese momento se me vino encima, no sabia que hacer en ese momento.

Me fui a mi habitación y empecé a pensar en todo lo que me había sucedido, lo de Ismael, era algo que me iba a costar arreglar, y lo de mi madre más todavía, pero lo que más me preocupaba, es que iba a estar un tiempo sin poder hablar con Enrique, ni siquiera verle, y no se me ocurria nada, para poder intentarlo.

Lo único que se me ocurrió es hablar con Ismael, arreglar las cosas y que él hablase con Enrique.

Algo que a ojos de cualquier persona le podría parecer raro, nadie se creería lo que me había sucedido.

Escucho la puerta del salón cerrarse, es mi padre, y mi madre preocupada le pregunta que dónde ha estado toda la tarde sin contestar a sus llamadas, el casi sin mantenerse de pie, y tartamudeando con la voz le dice que ha estado buscando trabajo, pero ella al igual que yo en ese momento sabemos que estuvo toda la tarde en el bar, yo solo escuchaba de fondo.

—¿Que quieres, desperdiciar tu vida y acabar como tu hermano? —me quedé pensando, porque nunca había escuchado hablar de su hermano.

Me quedo con la curiosidad, pero tengo claro que no me voy a quedar con la duda de saber quien es…

El laberinto de Catherine Ross[©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora