Capítulo 53: {El laberinto}

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Me encontraba en el bar con Hector tomando un refresco, no paraba de mirarme.

-¿Te pasa algo Catherine? te noto rara -se acercó un poco a mi.

-No se como te lo puedo explicar -no podia decir lo que me había pasado, o todo lo que había detrás.

-Imagínate que estás encerrado en un laberinto, que no tiene salida, que por mucho que vayas buscando algo sigue sin encontrarlo, pues eso es lo que me pasa a mi -le intente explicar de la forma más visual mi situación.

-Te entiendo, no estoy en tu situación pero se lo que puedes llegar a sentir, sabes que aquí me tienes para lo que quieras -se acercó a mí y me tocó el brazo.

-Muchas gracias, ojalá pueda resolver todo y que se acabe pronto -agaché la cabeza y empecé a beber.

-¿Jugamos una partida a los dardos? -se levantó de la silla y se fue a coger los dardos.

-No he jugado nunca, pero puedo intentarlo -en ese momento recordé aquellas lesiones que me había dado Raul cuando estaba entrenando, puse la mente en blanco, me concentre y empecé a darle a la diana. Pero Hector no era manco y era muy bueno, estaba muy empatado, pero iba ganando yo, era por solo cinco puntos, cuando de repente lo vi pasar, era Enrique, y estaba mirando dentro de donde estabamos, se dio la vuelta y ese fui, yo corrí tras él.

Iba gritando para que se parara pero no se detenía, no quería escuchar hasta que lo alcance.

-¿Se puede saber que te ocurre? -le dije mientras le cogía el hombre y le daba la vuelta para que me viese.

-No me pasa nada, déjame -no quería escuchar ni decir lo que le ocurría.

-¿Tu crees que soy tonta? -me volví a poner en medio de su trayectoria.

-¿Porque estas con ese chico?, ¿quién es? -se detuvo y me miró a regañadientes.

-¿Otra vez?¿Qué te dije la última vez que hablamos de esto?, es un amigo -me empecé a enfadar.

-¿Y porque no me has dicho nada?, lo único que sé es que no me haces caso, y que en apenas unos días te he visto con dos chicos, que podrán ser tus amigos, pero pasas casi más tiempo con ellos que conmigo -comenzó de nuevo a andar.

-Pero vamos a ver, que es mi vida, puedo hacer con ella lo que quiera, y no había quedado con él, había salido a dar una vuelta para despejarme cuando lo he encontrado -me puse a la misma altura a andar con él.

-¿Y porque no me has llamado a mi?, si te ocurre algo me podías haber avisado -parecía que poco a poco iba entendiendo.

-Porque no quería quedar con nadie, necesitaba estar sola -me empecé a abrir poco a poco.

-¿Pero que te ocurre? -nos fuimos a un banco a sentarnos.

-Llevo varios días que me han ocurrido muchas cosas y necesitaba asimilarlo, por algún lado tenía que explotar.

-¿Y porque no me lo has dicho a mi?, se supone que soy tu novio -me miró fijamente.

-Ya lo se, pero ha salido así, creo que me prometistes que no te ibas a poner de nuevo celoso -le recordé aquella promesa.

-Ya, te pido disculpas, ¿volvemos al bar y le pido disculpas al chico por haberme ido así?

Pero cuando llegamos al bar Hector no estaba, había pagado y se había ido, o lo que es lo mismo, le tendría que dar una explicación cuando lo viese.

El laberinto de Catherine Ross[©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora