10. Octubre

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Jungkook regresaba de su trabajo cuando vió a lo lejos, en el parque a Taehyung corriendo. Iba con ropa deportiva blanca, su cabello se balanceaba un poco mientras corría.

Jungkook aparcó lo más cerca que pudo percatándose de una bicicleta muy parecida a la de Taehyung; dejó el casco en su moto para salir corriendo en dirección al castaño y tal vez acompañarlo a correr un rato.

Estaba cansado, claro que sí, pero ver a Taehyung le quitaba el cansancio, además él era un chico muy atlético.

—Taehyung~ Hola~, llegó el amor de tu vida—. Se acercó Jungkook, mientras le sonreía encantadoramente.

—¿Jeon? ¿Qué haces aquí? —Taehyung bajó la velocidad, jadeando un poco. Ya llevaba un rato corriendo.

—Pues correr, ¿qué no ves?

—¿Con esa ropa? Vienes del trabajo.

—¿Y? La ropa deportiva se me ve bien, pero prefiero correr con este outfit. ¿No te gusta? —Señaló su ropa. Taehyung lo escaneó un poco, se veía malditamente bien, pero eso era algo que no le diría.

—Estás loco Kook.

El chico tatuado pensó que claro que sí, estaba loco por ese castaño bonito.

—Uh, Kim se te cayó... —Dijo Jungkook mirando al suelo cómo si algo realmente se hubiese caído, mirando hacia atrás sin dejar de trotar. Taehyung hizo lo mismo.

—¿Qué? ¿Qué se me cayó? ¿Uno de mis airpods? —Se detuvo tocándose los bolsillos de su ropa con algo de desesperación.

—El empaque en donde venías envuelto, bombón—. Sonrió coqueto Jungkook.

Taehyung rodó los ojos, debía haberlo esperado, se trataba Jungkook después de todo.

—¿No se te acaban esos estúpidos piropos? —Preguntó Taehyung fastidiado haciendo algunos ejercicios para volver a correr un poco más.

—Nop, los tenía reservados y ahora los uso única y exclusivamente en tí. Te propongo una competencia—, mencionó Jungkook de repente —mi moto está por allá —señaló en dirección a la moto, y antes de continuar Taehyung agregó:

—Oh, mi bicicleta también está por ahí.

—Bueno, quien llegue último paga la cena de hoy.

—Trato hecho—. Accedió el castaño.

—Bien. A la cuenta de tres—. Dijo Jungkook y empezó a contar— Uno... dos... —y antes de decir tres Taehyung salió corriendo, Jungkook empezó a correr tras él—. ¡KIM ERES UN TRAMPOSO!

Jungkook corría tras Taehyung. Si estiraba su mano podría tocarlo y atraparlo, pero mientras Taehyung corría reía como si no hubiera un mañana y solo por esa razón Jungkook no lo atrapaba.

Porque amaba la risa del castaño, era música para sus oídos, su felicidad era la felicidad de él; sin poder evitarlo tenía una gigantesca sonrisa en el rostro.

Con un poco de trampa y ventaja otorgada por el chico tatuado, Taehyung ganó.

—Kim, ¿y si tu te vas en mi moto y yo en tu bicicleta?

—¿Estás loco? Yo no sé manejar moto, sería suicidio y homicidio de paso—. Taehyung caminó hacia donde estaba su bicicleta y luego volteó a mirar a Jungkook—. ¿Nos vamos?

Ya en el departamento del chico tatuado, Jungkook recogía los envases vacíos de lo que se habían comido

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Ya en el departamento del chico tatuado, Jungkook recogía los envases vacíos de lo que se habían comido.

Mientras él se había ido a la cocina, Taehyung tomaba de su refresco cuando un álbum que apuntaba con todas las luces a ser de fotografías en medio de algunos libros le llamó la atención.

Le emocionaba la idea de ver fotos de un Jeon Jungkook de pequeño. Comenzó a revisar las fotos maravillándose con la ternura del peli negro.

Jungkook llegó y se sorprendió al ver a Taehyung con su foto álbum en las manos mientras sonreía. De pronto, Taehyung se quedó absorto mirando una foto grupal, que fue muy seguramente tomada cuando estaba en el kínder.

—Jeon... esta foto... es en la primaria GwanJae de Busan ¿no es así? —Susurró Taehyung con la mirada fija en la fotografía. 

—Sí, ¿la conoces? —Preguntó Jungkook extrañado.

—Jungkook, ¿qué edad tienes? —Preguntó Taehyung en cambio, tenía el ceño fruncido mientras miraba al peli negro.

—26, ¿por qué? Me estás asustando Tae.

—Tenemos la misma edad... este niño de aquí soy yo... —Señaló a un niño sonriente.

—Yo soy... soy el que está a tu lado tomando tu mano—. Replicó Jungkook atónito y volteó a mirar al castaño—. Taehyung, éramos amigos en el jardín de niños. ¡Oh por Dios! Espera ¿Por qué estudiabas allá, no eres de aquí, de Daegu?

—Sí, pero mis padres vivieron en Busan hasta que cumplí seis años. Luego nos regresamos a Daegu. ¿Y tú, qué haces aquí?

—Yo sí vivía allí hasta terminar la universidad, me mudé aquí por... bueno ya sabes.

—¡Qué pequeño es el mundo! ¿No lo crees Jeon? ¡Estudiamos juntos un año!

—¿Lo ves mi amor? Todo esto no es una coincidencia. Es el destino—. Se acercó más a Taehyung tomando su rostro con ambas manos —Tú y yo estamos destinados bebé.

Taehyung estaba absorto, pues Jungkook le hablaba demasiado cerca, demasiado bajo. Quería decir algo sin tartamudear, pero es que la situación era... ¿cómo explicarlo? Enserio parecía obra del destino que los dos se hubieran vuelto a encontrar.

Recordaba vagamente que su madre le había contado que era muy apegado a un niño en el kínder, y cuando se tuvieron que mudar lloró mucho porque no volvería a ver a su amigo.

Jungkook besó la punta de la nariz del castaño y se alejó, tratando de traer sus memorias del preescolar, pero le era muy difícil tras haber pasado tantos años, aún así, una especie de felicidad se empezaba a instalar en el pecho del chico tatuado, conteniendo apenas un poco sus ganas de sonreír, pensando en aquella foto de él y Taehyung sonriendo tomados de la mano; jamás se le hubiera pasado por la cabeza que volvería a encontrarse con su supuesto mejor amigo del kínder.

Continuaron viendo las fotos y comentando anécdotas sobre cada una de ellas.

Sin embargo, aún en sus mentes no podían dejar de pensar en cómo el destino se había encargado de unirlos después de tantos años.

Tal vez, y solo tal vez, aquella tarde de octubre ambos empezaron a creer en el hilo rojo invisible que conecta a aquellos que están destinados a encontrarse.


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In a year [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora