Capítulo 4: Tres Veces

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Satsuki sonrió con algo de burla, a pesar de su enfado. Por un lado, su entrenamiento para subir los árboles estaba siendo arduo, y poco productivo, lo que la tenía enfadada. Kakashi Sensei había decidido aprovechar el tiempo de la que se recuperaba de usar el Sharingan contra Zabuza, y les había programado un entrenamiento especial. La Uchiha se confió, imaginándose algún entrenamiento en ninjutsu (que buena falta le hacía a sus dos compañeros... Sakura tenía que aprovechar ese control perfecto de chakra de alguna manera, y en cuanto al dobe... al dobe todo le hacía falta...), pero la realidad fue desagradable. Entrenamiento para subir paredes y árboles. El objetivo era simple: subir un árbol hasta la rama más cercana y sentarse en ella. Simple y una auténtica pesadilla, porque no se había elevado ni dos metros tras dos horas intentándolo...

Realmente, la uchiha debería de sentirse contenta en cierto modo por su fracaso. Este entrenamiento era esencialmente control de chakra: mandar chakra a las plantas de los pies, usar ese chakra para "pegarte" al árbol y andar. Y el fracaso de satsuki se debía a que la pelinegra tenía muchísimo chakra, y era muy difícil controlarlo a ese nivel. Sakura, en cambio, lo había conseguido al segundo intento, todo gracias a sus exiguas reservas de chakra. Es muchísimo más fácil controlar una bañera de agua que una piscina... y muchísimo más que controlar un puñetero mar, como era el caso de Naruto. Por eso, dentro de su enfado, sonreía en ese instante. Contempló su marca... casi dos metros... y la de Naruto, metro y medio apenas. Porque hasta en este aspecto competían, el fracaso sabía mejor si tu gran rival fracasaba más. Y, en esos árboles, la marca de Satsuki siempre estaba más alta que la de Naruto.

-Auch...- se quejó Naruto, al caerse del árbol de nuevo. Esta vez había intentado hacer trampas y dar un salto... craso error, eso requeriría no solo moldear muy bien el chakra, si no también hacerlo muy rápido, era mucho más difícil. El Uzumaki pisó la corteza del árbol y resbaló de inmediato, cayendo de cabeza y dándose un buen coscorrón. Satsuki dejó escapar una ligera risa burlesca y se dispuso a continuar, cuando algo la hizo arquear una ceja.

-Anda baka... déjame ayudarte a levantarte...- Se ofreció Sakura, que había bajado del árbol en cuanto vio a Naruto impulsarse para saltar, oliéndose lo que iba a pasar.

Satsuki arqueó una ceja y apretó ligeramente los dientes dentro de un fingido gesto de indiferencia mientras observaba como la mano de la fémina contactaba con la de Naruto, y como este literalmente cambiaba su gesto de dolor y rabia por uno de alegría. Era conveniente aclarar algo: Satsuki no odiaba a Naruto. Es más, le apreciaba por encima del resto. Era torpe, ruidoso, desorganizado... pero Satsuki no dejaba de ver algo más en él. Talento. No solo por ese inmenso mar de chakra que percibía cuando lo examinaba disimuladamente para entrenar. Joder, era alucinante, una masa insondable de chakra. Superaba el de Kakashi Sensei... quizás incluso estaba cerca del del Hokage... ¿Por qué ningún Jōnin se había dado cuenta de ello? Estaba claro que era algo a investigar... Pero no solo era por su chakra... era también por su cultura del esfuerzo. Satsuki había tomado hace años la decisión de dejar de lado todo para entrenar, incluida su amistad con Naruto. Trabajaba como una condenada, entrenaba hasta el anochecer, bajo lluvia, nieve... era su vida: entrenar, ganar poder y algún día, vengarse de Itachi. Una vida solitaria... si no llega a ser por Naruto.

Porque siempre se lo encontraba entrenando, ya incluso se la hacía raro entrenar sin él cerca. Parecía ser su vida también entrenar, aunque lo hiciese por motivos radicalmente diferentes. Ella entrenaba para ganar poder, él para ganar respeto. Pero entrenaban igual de duro. Se solían cruzar en los campos de entrenamiento, siempre la tarde entera o la noche. Naruto al principio intentaba entablar conversación, pero Satsuki lo ignoraba y seguía a lo suyo, así que con el tiempo esos encuentros se volvieron silenciosos. Silenciosos, pero no por ello faltos de comunicación. Satsuki veía a Naruto entrenar como nunca, subir cada vez más el ritmo. Satsuki tenía talento y una buena base gracias a su difunta familia, Naruto unas cantidades inagotables de energía y una adicción por el esfuerzo que se acercaba al fanatismo religioso. Y claro... se retroalimentaban. Cada vez que Naruto dudaba sobre cómo entrenar, veía a Satsuki haciendo un ejercicio y lo copiaba. Y, cuando Satsuki desfallecía, veía a Naruto hacer su ejercicio y acercarse cada vez más a su nivel y eso la empujaba a esforzarse más.

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora