Capítulo 21: Sochi

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-¡SATSUKI!

-¡NARUTO!

En el valle del fin, a pesar del ruido del ambiente, resonó un grito. Daba igual el ruido del agua de la cascada impactando contra el lago, el del viento meciendo los árboles, el de las rocas cayéndose tras contemplar en primera fila la titánica pelea... por un instante, solo se oyó ese rugido. Ese aullido, esa exclamación. La de un chico cuyo pelo acaba de cambiar de color y que se entregaba a su final; la de una chica que no sabía si luchaba por su vida, por su venganza o por una estupidez. Luego le siguió el ruido de dos técnicas cargadas impactando, sin piedad. Una cargada con todo el poder posible... la otra, cargada con el poder justo para contrarrestarla. El millar de pájaros del Chidori contra la corriente continua del Rasengan... un choque fatídico. Primero, las corrientes de chakra impactaron la una contra la otra, intentando destruirse. Como sus dueños, no fueron capaces de vencer a la otra. Así que, una vez comprobado el empate, pasaron a colapsar. Cada una sobre sí misma, explotando y provocando una reacción en cadena. Cada átomo de chakra que colapsaba provocaba el del siguiente, y así sucesivamente, y de forma exponencial. El chakra se volvió denso, tanto que se hizo visible, como una inmensa esfera púrpura, cegando a los contendientes. Y, después... luz y una explosión con el colapso definitivo de los dos ataques.

Naruto apenas pudo entender nada. Solo sintió un brusco tirón, el aire envolverle en su vuelo y, finalmente, el frío tacto de la tierra. El impacto fue fuerte, pero nada comparado con los golpes que había recibido antes. Seguramente se rompió algún hueso al impactar pero, si tenía que ser sincero, lo sintió como un suave aterrizaje sobre arena blanda. Incluso terminó reposando boca arriba, como si estuviese tomando el sol, descansando a pesar del clima lluvioso que inundaba el valle. Mantuvo sus ojos cerrados, intentando aislarse. Un descanso, eso es lo que se merecía... pero no se lo iban a conceder. No era su día de suerte, definitivamente. La lluvia impactaba contra su rostro, apenas notaba la luz del sol, pero pudo sentirlo. Sintió a alguien erguido, sobre él, observándole. Frunció el ceño... no olía como Satsuki. No, aún mojada, el olor de Satsuki seguía en el ambiente, pero no era esa su fuente. Es más, ni tan siquiera parecía hundir arena bajo sus pies. Naruto la detectaba simplemente por instinto. Porque ese instinto le decía algo más... que era una mujer. Una que le causaba escalofríos.

-Siempre nos vemos en la misma situación...- anunció, entre divertida e indignada. Naruto frunció el ceño y abrió los ojos. Frente a él, una mujer se erguía. Era algo bajita, quizás de su misma estatura. Tenía el pelo rubio y largo, peinado en dos coletas pero a su vez sucio y enmarañado; así como la piel tostada con cada mejilla surcada por tres marcas parecidas a bigotes. Vestía un chándal naranja idéntico al del rubio, con su misma bandana, mismas botas, mismos símbolos del remolino. Solo se diferenciaba del Uzumaki en dos cosas, fuera del género... esa mueca cruel, burlesca, esa mueca que indicaba una mentalidad maquiavélica y sádica tan evidente hasta para alguien tan bien intencionado como Naruto Uzumaki...- Deberías atender más a ella que a mi...- indicó la fémina, señalando con sus delineadas cejas rubias a un lado. Naruto giró como pudo el rostro, y la pudo ver. Satsuki salía del lago, con su expresión desencajada en un gesto de locura y un kunai en la mano. Una escena aterradora, sobre todo porque iba hacia él... pero no podía moverse. Era como ver una película a cámara lenta, no podía hacer nada más que mirar. ¿Era una pesadilla? ¿Una alucinación?- Lo sé... viene a matarnos... sea real o no, te convendría hacer algo para defenderte... Kami...- anunció la joven sobre el rubio.

-¿Kami?- Preguntó el Jinchuriki, confuso. Hacía mucho tiempo que no le llamaba nadie así, desde su infancia concretamente. Volvió a mirar a su interlocutora y pudo ver el segundo rasgo que la diferenciaba de él... sus ojos. Esos ojos rojos sin pupila con esclerótica negra, ojos que no anunciaban nada bueno.

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoWhere stories live. Discover now