Capítulo 19: Promesas Rotas

807 26 1
                                    

-No... no me queda mucho tiempo Sochi...- oigo junto a mi oído.

Esta voz... es nueva. Joder, creo que no la he oído en mi vida, pero... esto es un recuerdo. Tengo que haberlo vivido. La pregunta es... ¿Cuándo? Apenas tengo más datos a parte de esa voz... mis ojos están cerrados, y cuando los abro no veo nada apenas. Estoy cansado, muy cansado. He estado llorando, he sentido miedo, incluso dolor... pero ahora... ahora estoy tranquilo. Esa es la primera sensación que me transmite esta situación. Paz, tranquilidad. Quizás sea el olor de esa persona... es un olor suave, algo salino... es el olor de una mujer. Me encanta, me da paz. Casi tanta como el calor que desprende. He pasado frío hace unos minutos, pero, desde que he llegado con ella, estoy tranquilo, seguro. Su calor es especial, se entrelaza conmigo, me envuelve. Quizás sea por su color. Apenas he abierto los ojos desde que me depositaron con ella, y cuando lo he hecho solo he podido distinguir colores y formas. Pero ella tiene un color especial. Rojo. No un rojo furioso como el del Kyubi, o uno chillón, no... es un rojo suave... un rojo completo, sereno, auténtico. Creo que es el de su pelo. Incluso noto cómo juego con él con mi mano derecha, entrelazándose entre mis pequeños dedos. Es largo, sedoso, suave... quiero estar cerca de él por siempre... aunque su voz suena débil, dolorida... se apaga, como ese calor que desprende.

-Yo... yo... solo quiero que hagas una cosa... bu... bueno, dos realmente...- me dice. Se ha trabado un poco al hablar por culpa del frío, su voz ha temblado. Me intranquiliza que le pase eso... mi yo actual se imagina el motivo, y me llena de tristeza.- Quiero... quiero que seas feliz... feliz y una buena persona. No... no voy a pedirte más, porque no... no necesitas nada más. Sé feliz, y no... no te dejes llevar por el odio, o el rencor. No merece la pena. Me es indiferente si no quieres ser shinobi, si prefieres vivir de civil toda tu vida, si vives una vida simple y tranquila con una nueva familia... oh Kami, qué envidia me dará verte con una nueva madre, la harás muy feliz... pero... pero quiero que seas feliz y una buena persona, así serás especial... serás mi orgullo... Ti... tienes que hacerlo, por mi, Sochi... el resto... el resto da... igual...

El recuerdo cambia antes de que pueda gritar, o abrazarla, o preguntarla por qué se está quedando cada vez más fría y callada. Ese momento me transmite tanta paz al principio, y tanto dolor al final... no... no lo entiendo. Me ha dejado al borde del llanto más auténtico de toda mi vida, pero ahora tampoco es que tenga mucho tiempo para pensar en ello. Me han separado de ese color rojo para llevarme de nuevo a mi hábitat natural... el campo de batalla. Vuelve a hacer frío, vuelvo a no entender nada. Una gigantesca forma de color rojo anaranjado abarca la mayoría de mi campo de visión. Con mi experiencia actual sé perfectamente quién es... kiuby. Ha rugido, ha intentado moverse, ha maldecido a alguien una y mil veces, y ahora... ahora está quieto. Apagado. Muerto. Sea quien sea quien le haya matado, debe ser MUY fuerte. Quizás sea la segunda figura que veo... entre él y yo hay otra figura, una con los brazos extendidos, inmóvil, pero en pie. Sus colores... sus colores son llamativos. Amarillo arriba, un poco de azul cerca, y blanco y rojo en el resto del cuerpo. No sé quién es, pero me ha protegido, porque la garra del Biju le atraviesa el pecho, de ahí el rojo. Es lo único que sé de él. Aunque ahora su voz suena incluso más apagada que la de esa mujer...

-Na... Naruto... lo siento...- murmura con su voz tenue, intentando tomar aire con esa respiración pesada y dificultosa. Sea lo que sea lo que le ocurre, me hace llorar desde el suelo, donde estoy tumbado.- Te voy... te voy a poner las cosas difíciles a partir de ahora... urgghh...- se lamenta, y escupe rojo cerca de mí. Su olor ferroso me hizo llorar esa vez, no me gustaba, pero ahora puedo identificarlo. Es sangre. Y abundante. Se está muriendo.- He... he vivido mi vida sin arrepentirme de nada... como hombre, como shinobi, como esposo... Kami, sobre todo como esposo... pero por esto... por esto tendré que rendir cuentas... ante ella... Me... me aterroriza pensar que pueda odiarme... si, te... tengo miedo, yo... ya ves...- intenta reírse con ironía, pero vuelve a escupir sangre.- Pero no... no tengo más remedio... Pro... prométeme que cuidarás a esta gente por mi... yo... yo no voy a poder más... Sé... sé que no será fácil, pero... urgghh... creo en ti...

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora