Capítulo 6

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Nico

El ambiente de un hospital no me gusta, pero nunca me sentí tan intrusivo como ahora que veo a la princesa Mérida, mi cuñada, tener las contracciones, llevo dos minutos viéndola gritar y casi puedo decir que me duele verla.

-¡Adam, no! ¡No voy a poder hacer esto!-las lágrimas de Cassandra, conmueven a mi hermano y sé que son de las mejores parejas que conozco, pero creo que ahora no sabe cómo manejar la situación, digo, no lo culpo. La útilma vez que estuvo en un parto la mamá de los trillizos falleció así que comprendo el temor que debe invadirlo justo ahora.

-Cass, cariño. Te conozco mejor que nadie y por eso sé que podrás con esto porque siempre has estado para nuestros increíbles tres y justo ahora, nuestra pequeña galletita te necesita-mi hermano coloca su mano en el vientre de su esposa y ella solo asiente, sin duda la princesa Mérida es muy valiente, carraspeo un poco para recordarles que sigo aquí y que no me han dicho lo que necesitan.

-Nico, lo siento, tener un bebé es complicado-se ríe sin muchos ánimos, le regreso el gesto todavía incómodo de verla de esta manera.

-Todo bien, princesa Mérida, ¿Quieres que haga algo por ti?

-Sí, Shelby...-un grito la interrumpe y estoy considerando seriamente que las contracciones son más de lo que puede soportar.-¡Shelby! ¡Quiero aquí a Shelby! ¡Mierda! ¡Adam, jamás vas a acercarte de nuevo a mí!-eso último sí consigue arrancarme una risa real, sobre todo por lo afligido que se ve su esposo, de verdad la está pasando mal por no poder aliviar su dolor.

Asiento con la cabeza no queriendo darle falsas esperanzas, salgo de ese lugar escuchando un lenguaje que ciertamente no le conocía a mi dulce cuñada.

-Hijo ¿Cómo está Cassandra? -me pregunta de inmediato mamá, Ruth Miller es la mujer más increíble que conozco, pero cuando se trata de sus hijos y familia no hay nada que la mantenga lejos, ayuda en lo que se necesita.

-Me pidió que buscara a Sol.

-¿Y qué haces todavía aquí? -me cuestiona empujandome a la salida. Veo a papá entrar a la sala de espera con un café para mamá, solo que tampoco dice nada, conoce a la mujer con la que se casó y sabe que es mejor no entrometerse cuando algo se le mete a la cabeza.

-Mamá, no sé cómo voy a convencerla de dejar todo y venir.

-Es su mejor amiga y la hermana de su difunto amor, claro que va a venir, confía en mamá.

Decido no llevarle la contraria y no perder mi tiempo en esto. Todo el camino en mi motocicleta me hace cuestionarme un par de cosas como por ejemplo si esto es lo correcto, sé que la princesa Mérida la quiere con ella no solo porque son amigas, si no porque es la última conexión de David que les queda.

El viejo edificio en que vive me inquieta como cada vez que estoy aquí, por esta vez lo voy a ignorar, incluso el "portero" está dormido en el vestibulo y no se da cuenta de como entro corriendo.

-¡Sol! ¡Sol!-toco la puerta con un poco de prisa y aún así no responde.-¡Sol! ¡Habré la puerta o la voy aderribar!

-¿Qué demonios te pasa, Nicolás?-se queja mi dulce chica, me abre dejando ver a una Sol con pijama y cabello desarreglado. Un momento.

-¿Por qué duermes tan tarde?

-Tuve dos turnos seguido de más de ocho horas así que perdona si no soy un sol lleno de amor y alegría-cierra su bata y me deja pasar a pesar de sus quejas.

-Siempre vas a ser mi Sol radiante y odio molestarte justo ahora, pero la princesa Mérida te necesita-eso definitivamente consigue despertarla.

-¿Cassandra está bien? ¿Es la bebé? -ni siquiera tengo que pedirlo cuando ya está desprendiéndose de su ropa buscando que ponerse, por respeto me doy la vuelta para darle su privacidad solo que su siguiente comentario consigue hacerme reír-, por favor, Nicolás, como si no hubiéras visto todo esto antes. Mejor deja eso y ayudame a encontrar un sostén que no trapase mi blusa blanca.

Todo o nadaOnde histórias criam vida. Descubra agora