Prefacio

2.5K 188 17
                                    

Shelby

Mi novio no es perfecto, pero estoy tan orgullosa de él. Cada paso que dio en la vida ha sido para crecer y para proteger a su hermana menor, los dos venimos de un pasado complicado, yo con mi familia y él con su ex pareja, nos ha costado mucho establecernos y ser formales, pero creo que lo estamos logrando.

David Clark es el tipo de hombre que jamás esperé tener a mi lado, es serio, pero amable, estricto, pero dulce. Un doctor prestigioso que no tiene nada que ver con una chica como yo que no pudo terminar la carrera de enfermería. Puedo decir que cada error que ha cometido lo ha hecho madurar, no tuvimos el mejor de los inicios porque él todavía estaba tratando de recuperar a su ex novia, nos hicimos amigos y quise ayudarlo de corazón porque él también me tendió la mano cuando lo necesité, pero al final entendió que esa relación no era algo que le hiciera bien, ni a ella ni a él y nuevamente estuve para consolarlo y ayudarle a salir adelante.

Fui su asistente en el consultorio, su amiga en la casa y nos enamoramos. Lo hablamos mucho porque teníamos tanto miedo de romper algo bueno y al final nos lanzamos por ello, nuestro felices por siempre.

—¿De verdad quieres tener un perro?—veo a mi guapo novio con su ropa informal y me encanta, los pantalones negros se ajustan perfectamente a su cuerpo y su camiseta amarilla contrasta alegremente con su cabello pelirrojo, parece tan relajado que me siento feliz.

—Sí, quiero dos cachorritos que podamos adoptar—creo que ya no le gustó esa idea, pero termina asintiendo

—De acuerdo, podemos arreglar eso para la semana que entra... ¡Nena! ¡Mira esto! ¿No te encanta? —levanto la vista del cuadro que tengo en mis manos, es una fotografía donde estamos en la inauguración de la cafetería de Cassandra, su hermana.

—¿Eso es una elefante? —mi pregunta lo hace asentir, parece un niño con lo fascinado que está. Estamos desempacando las cosas de nuestra nueva casa y había ciertas cosas que ni él sabía que tenía en ese departamento en que vivía.

—Es arte, amor—me explica señalando el animal deforme de barro.

Me rio dejando de lado la fotografía. Un estridente ruido me hace regresar la vista a él y lo encuentro recargado en la pared más cercana con una caja tirada en el suelo, pedazos de platos y vasos se esparcen por todo el lugar.

—¡David! ¡Espera ahí, no te muevas por favor! —ese pequeño incidente me recuerda la razón por la que nos estamos mudando. David tiene leucemia en una etapa muy avanzada y no queríamos desperdiciar ni un segundo de nuestra vida juntos.

—No pasa nada, nena. Un tonto accidente—un fuerte dolor de cabeza lo hace quejarse y ya no acepto nada de lo que me dice, voy directamente a él para que se apoye contra mí, lo hace y comienzo a llevarlo a nuestra habitación. Una vez recostado puedo ver la vergüenza en su mirada, no está acostumbrado a recibir ninguna clase de ayuda, pero no me dice nada porque sabe que todo lo que hago es por mi amor por él.

—Sabíamos que los efectos secundarios de los medicamentos llegarían—trata de tranquilizarme mientras trato de conseguir algunos elementos para hacerlo sentir mejor.

—Sí, pero también quedamos en que si te sentías mal me lo dirías de inmediato.

—Nena, todo está bien. Por esto es que yo les dije a ti y a Cassandra que no quería ningún tratamiento, es alargar lo inevitable.

Me frustro un poco por su forma de pensar. —David, mi muerte también es inevitable y no por eso voy y me paro en una carretera para que un carro me atropelle, ¿Verdad?

Una ligera sonrisa se le escapa y si fuera agresiva lo golpearía por burlarse de mí. Me toma de la mano y me acuesta junto a él, lo sostengo tan cerca como es posible y un miedo de perderlo me abruma.

Todo o nadaWhere stories live. Discover now