SMUT [harry potter boys]

V. K

Viktor Krum

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Te lo estabas pasando como nunca, del brazo de Viktor, con un vestido impresionante, peinada y maquillada, disfrutando de la banda y pudiendo soltarte con tu novio.

Todavía no te podías creer que estuvierais saliendo, que incluso te hubiera invitado al baile; os pasasteis los dos primeros años de Durmstrang odiándose el uno al otro, intentando ocultar vuestros verdaderos sentimientos.

"Estás estupenda", sonrió Viktor, bailando al ritmo de la música.

Te sonrojaste y bailaste junto a él, con los pies empezando a doler por haberte roto los tacones.

"Gracias", gritaste por encima de la música "estás bastante guapo, Krum".

Viktor puso los ojos en blanco y puso una cara, haciendo un mohín y fingiendo sentirse halagado, tú le diste una palmada en el hombro juguetonamente y te reíste. Viktor se rió a la vez pero se detuvo, miró detrás de ti y su rostro cayó y se endureció como una piedra.

"¿Qué pasa?", preguntaste.

Viktor volvió a centrarse en ti "Nada, no importa". No quería arruinar tu noche.

Pero no era sólo nada. Viktor se dio cuenta de que durante toda la noche, uno de los chicos de Hogwarts te había estado mirando -prácticamente desnudándote con la mirada- y Viktor lo odiaba.

Cuando llegaron a Hogwarts, los chicos se quedaron asombrados y las mujeres se quedaron boquiabiertas cuando vieron a Tn -a Victor le preocupaba que sus habilidades llamaran tu atención-, pero tú no te quedaste boquiabierta, estabas más interesada en los planes de Viktor para el futuro.

Tu interés por Viktor y tu devoción por él no impidió que el estudiante te mirara fijamente, y muy probablemente hablara de ti y Viktor sólo podía agarrarte por la cintura tantas veces para intentar transmitir el mensaje.

Viktor te acercó, bailando lentamente contigo a pesar de la alta energía de la canción y los saltos del público.

Podía sentir los celos en su interior, necesitaba volver pronto al campo de quidditch o podría acabar estallando. Pudo sentir que Viktor estaba angustiado, pero no presionó más, sabía que no ayudaría a la situación.

Viktor suspiró, con la boca seca como un hueso, mirando la mesa de al lado, todas las tazas y vasos estaban vacíos.

"¿Te apetece una copa, amor?", preguntó "Me muero por una".

Asentiste con la cabeza, tú también necesitabas un trago después de todo el griterío por la música.

"¡Por favor! Gracias, Vik". Sonreíste.