Capítulo 12

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—¡Ay mis niñas!

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—¡Ay mis niñas!

Después de correr bajo la lluvia, que ya se había vuelto pesada, hasta el establecimiento donde se encontraba mi madre, ella nos recibió abrazándonos bien fuerte.

En esos cuatro años había cumplido mi promesa de contar con ella y ser más cercanas. Ella había trabajado duro para ser una buena madre y una buena abuela, lo había logrado; y Ellie aceptaba con orgullo el mérito propio.

Yo estaba orgullosa de ella, mucho, por todo lo que había luchado hasta por fin encontrar el equilibrio que tanto anhelaba. Solo se quedó en esa residencia para no desviarse y además ayudar a los más nuevos usándose como ejemplo. Ahí dentro la admiraban, yo también.

—Hola ma —la saludé con un beso en la frente, que ya tenía marcada unas arruguitas.

—¡Abue! — chilló mi pequeña.

Ellie alzó de un brinco a Violet y la llenó de besos que le dieron un arranque de risa.

—Ya comenzaba a extrañarlas. —Admitió mi madre.

—Nos vimos hace poco —espeté.

—¿Te parece poco dos semanas? Me cancelaron el viernes, se supone que iba a ver a mi nieta el día de su cumpleaños.

—Podrías haber ido tú —reclamé y ella me señaló acusatoriamente.

—No trates de inculparme. —Me reprochó y yo alcé ambos brazos con una media sonrisa divertida pegada a mi rostro— Sirius, Thomas y yo estábamos esperándolos con el té y galletas, sus favoritas. Aunque no se desperdiciaron, ustedes se las perdieron, pero aquí todos se deleitaron.

—Siempre haces las mejores galletas, abue. —Afirmó Violet; la susodicha le pellizcó una mejilla y ella se echó hacia atrás haciendo una mueca de fastidio.

No toleraba en lo absoluto que le apretara sus mejillas. Yo tampoco. Así que en el momento que Ellie me lo hizo a mí también yo puse exactamente la misma cara que mi hija.

—De tal palo a tal astilla —dijo mi madre ante este acto—. Pasen, pasen. Que la lluvia no va a parar si nos quedamos tan solo esperando aquí. Además, quiero escuchar una excusa valida por la que faltaron a mi mini fiesta.

Dicho esto, las dos entramos y fuimos saludando con la cabeza a todas las personas que reconocíamos por el pasillo hasta su habitación. Una nueva, una más grande y moderna. Cada persona que avanzaba en su proceso tenía como una especie de premio, las habitaciones renovadas eran unas de ellas. Como los que pasaban más años ya abandonaban, las mejores quedaban libres para los siguientes y así con los distintos niveles. Así que digamos que mi madre era una privilegiada del lugar. Ellie pasó por la puertita, agarró un paquete, supuse que era el regalo de Violet, y la cerró para indicarnos que siguiéramos caminando hasta el patio.

Mi madre chifló y al segundo, un animal gigante llegó corriendo a nuestro lado para lanzarse sobre mí y empezar a lambetearme por todas partes.

—Yo también te extraño mucho, Sirius. —Pronuncié como pude por estar siendo atacada por semejante perro.

Our Demons✔ [Dementia #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora