14.

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20/02/17

No era un sueño, ¡tonta!

Intento cubrirme pero él me lo impide... de una manera sutil y tranquila.

—No te cubras... —susurra muy cerca de mi rostro—, eres muy hermosa Judie... jamás sientas vergüenza o la necesidad de cubrir tu cuerpo.

—N-No es lo que parece... —intento excusarme pero la mentira es más que evidente. Me atrapó con las manos en la masa... y vaya que gran masa...

—No es malo. —me dice.

—Yo jamás había hecho esto, lo siento... —tiro del edredón y está vez si me cubro hasta el pecho.

—Judie, no está mal explorar tu cuerpo. Las cosas que te gustan o disgustan. Es normal, parte de la fisiología humana el querer sentir cosas como el placer.

—¡Estoy pecando! —grito en un susurro—. ¿Qué diría la madre superiora de su adoctrinada? ¡Dios! —escondo mi rostro entre mis manos. Niall se ríe por momentos— ¡No te rías, me voy a ir al infierno, es el pecado de la lujuria, la lujuria es... uno de los pecados capitales más aberrantes, mi penitencia será eterna, jesús estaría avergonzado, yo...!  ¿No tienes calor? Hace calor... no soporto este calor y no voy a soportar el calor del infierno...

—Joder Jude, cálmate —se carcajea—, escucha, eres demasiado correcta. A veces está bien romper las reglas. ¿Eso es lo que te preocupa? ¿Qué va a pensar Dios de cada cosa que hagas? —asiento.

—Él lo ve todo. —muerde su labio inferior con coquetería.

—Yo veo todo. —sus ojos me escanean y mis mejillas se encienden al instante—, dime una cosa —asiento—, ¿Recuerdas... lo sucedido en la ducha? —el solo recuerdo de sus infames y deliciosas caricias...

¡Enfócate!

Asiento. —¿Y te gustó? —bajo la mirada y asiento con timidez.

—Yo... realmente soy una inexperta de librito... y... no se mucho al respecto... —él asiente comprensivo. Su mano levanta mi mentón y el reflejo de la luz que atraviesa mi balcón, ilumina su rostro. Un mechón rebelde de cabello cae sobre su frente, sus ojos brillan de un intenso color celeste, tanto que casi parecen traslúcidos.

—Sólo si tú quieres... —se incorpora y se sienta a mi lado sobre la cama. Está demasiado cerca de mi cuerpo y su cercanía aumenta mis nervios—, yo puedo enseñarte, Judie...

El dorso de su mano acaricia mi mejilla.

Sus ojos se dirigen específicamente de mis labios a mis ojos—, ¿Quieres?

Mi mente grita que como la primera vez, esta mal... pero mi cuerpo tiene reacciones distintas y lo único que hago... es asentir. Sus labios me tientan, me llaman... quiero que me bese como la última vez...

Y es lo que hace.

Mis labios torpes intentan moverse a su ritmo.

Solo déjate llevar.

Relajo la tensión de mis extremidades, me estremezco cuando su boca comienza a descender hacia mi mejilla, mandíbula y cuello. Los sensores de mi piel se activan, enviando corrientes de placentera electricidad hacia mi bastante húmedo sexo...

Deja un rastro de mojados besos que parten hacia mi clavícula. Sus dedos tiran del edredón hacia abajo, retira la camiseta de dormir por completo, la vergüenza me corroe cuando intento taparme pero él vuelve a impedirlo. Por el contrario, no se aleja. Mi espalda se yergue ante el tacto sutil de sus labios. Mis pezones se endurecen cuando su lengua entra en contacto con ellos.

JUDE |njh| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora