JUDE |njh| ©

CAPÍTULO 4

MAD HATTER

JUDE

Los tintineos y arrastros de los cubiertos en conjunto de las voces de los presentes inundan mi campo auditivo mientras me pierdo entre las mesas seguida por el hombre que me ha citado en este lugar. La cafetería del corporativo que más parece un restaurante con terraza.

Vamos hacia una mesa estilo rústica y larga, donde se podrían sentar fijo unas veinte personas de ambos lados. Hemos decidido almorzar el interior ya que el calor de Los Ángeles está siendo insoportable.

Dejo mi bolso a un lado de la mesa mientras Nick ordena que nos traigan una botella del mejor vino para compensar.

—¿Y bien? —empiezo—, ¿De qué quieres hablar? —toma mis manos y las besa delicadamente.

—Como sabrás, el evento de M&B resultó a la perfección. —acaricia el anillo en mi dedo y sonríe—. Se anunció nuestro compromiso y también salió bien. Hablé con mi padre y cree que es buen momento para comenzar a planificar todo esto, si es que estás de acuerdo, por supuesto.

Esbozo una sonrísa.

—Me encantaría —aseguro—, pues bien nunca me he casado, así que no sabía cuando comenzar con los preparativos. Están más emocionadas Lilianne y Nora. —se ríe y asiente.

—Eres como una hija para Lilianne y mi madre no tiene hijos que se hayan casado. Tienen las esperanzas depositadas sobre nosotros. —bromea—. Mi elección de futura esposa está sobrevalorada. —murmura, haciéndome sonrojar ya que a él no le incomoda decirme estas cosas de frente. Me gusta que sea directo respecto a su sentir. Intuitivo—. Estás del mismo color que esa salsa. —apunta a la salsa de tomate a un lado de nosotros, soltando a reír. Extiende la mano y acaricia mi mejilla al mismo tiempo que el mesero llega con la botella y las dos copas. Sin embargo, el acto queda a medias pues las irremediables ganas de fastidiar no faltan a nuestras espaldas.

Él frunce el ceño confundido, mirando sobre mi hombro.

—Tu madre —tenso la mandíbula—, ¿Qué hacen aquí?

Trato de ignorarlo repentinamente molesta por la situación. Mi curiosidad puede más que mi discreción, obligandome a voltear hasta mirarlos aproximarse a nuestra mesa.

Hasta Jannis está aquí, ¿Qué demonios?

—¡Hola! —ay no—, Pero que casualidad encontrarnos aquí —sonríe con hipocresía—, supongo que no les molesta que tomemos asiento aquí,  ¿verdad Nick?

Lo conozco lo suficiente como para saber que desde ya no les hará el feo, pese a saber todo lo que esa mujer me hizo en el pasado, Nick es un caballero.

—Por favor —señala los puestos frente a nosotros. Aprovecha la situación para cambiarse de lugar a mi izquierda.

Persibo la loción que pese a los años, no ha decidido cambiar ya que a mi parecer es una característica básica de él.

Céntrate.

Me empino la copa de vino tinto apenas me la han servido, dejando estupefacto al Garzón por verme ingerirla como si de agua se tratáse.

—Cariño, despacio. —susurra Nick solo para nosotros.

—Esto es increíble. —hablo bajito con él mientras los tres ordenan, el castaño metido en el celular atendiendo llamadas.

—¿Qué podía hacer?

—Decir que no, Nick. —suspiro y decido relajarme—. Lo siento. Pero es que su presencia me irrita.