Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Caminaste en dirección a la nota que había en tu buzón.
No lo recuerdo bien, pero creo que decía
Hospital abandonado a la orilla de la cuidad, en distrito C a 6 tarde · Mikey :P
La letra no se parecía mucho pero no habías hablado con nadie más que con Mikey acerca de ir a ese hospital así que no dudaste ni un segundo para dirigirte al lugar.
Caminabas por las calles cerca de las 5:30 de la tarde. Esperabas llegar antes de que anocheciera o sería un problema llegar.
Aunque estás un poco extrañada por esto, si Mikey te había invitado él habría ido por ti. Y por lo que recuerdas también te dijo que no fueran a ese lugar.
Pero era Mikey, era impredecible saber lo que pasaba por su mente.
Llegaste al hospital y la maleza se hacía ver por cada rincón, daba un poco de miedo estar ahí.
Te quédate de pie frente a la entrada esperando a que Mikey apareciera. Pero paso una hora y el no vino, entonces te enojaste y decidiste irte del lugar.
Empezaste a caminar hasta que escuchaste a alguien acercarse por detrás de ti. Volteaste asustada para ver quién era y ahí estaba Sanzu.
- Hola (T/N).
- ¿Sanzu? ¿Qué haces aquí?
- Vine porque Mikey me dijo.
- A mí también – te preguntabas porque Mikey lo invito a él, te lo hubiera dicho al menos.
- Creo que nos espera adentro.
Esa fue una mentira.
Todo fue una mentira.
Pero tú no lo pensaste mucho, Mikey era impredecible, te dejaste llevar por él, pero incluso si lo había hecho estabas feliz de ver a Sanzu.
Empezaba a provocar mariposas en el estómago. Las mejillas se sentían calientes y la sangre subía a tu cabeza.
- Tal vez sí, eso creo.
No tenías idea de que decir, estaba tratando de calmar el sonrojo que había provocado.
- Bueno... - las palabras no llegaba a tu mente, querías hablar, pero no sé te ocurría nada.
- ¿Quieres entrar? – Sanzu te interrumpió.
Decirle que no al hombre frente a ti se había vuelto casi imposible, sobre todo porque sus ojos tenían ese rastro de dominación. Realmente todo su porte tenía esa vibra.
- Si – aceptaste sin titubear, tal vez era el efecto del nerviosismo que causaba en ti, pero siempre aceptaste todo lo que tenía para ofrecer.
Con una de sus manos te dio el paso y empezaste a caminar, él te siguió por detrás muy cerca.
