Capítulo 17

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"Mira donde pisas, el enemigo busca el mas mínimo error para poder atacar"



—¿Sabías que te pueden despedir por no leerme mis derechos en cuanto me esposaste?— Comento mientras tomo una cucharada del postre de chocolate. WenHan se queda sentado en el sillón, el cual no abandona desde que desperté.

—¿Sabías que te pueden meter a la cárcel si no cooperas?— Saco la cuchara de mi boca viendo cómo se concentra en otra cosa cuando empiezo a lamerla.

—Así que eres un policía... Oh, cierto que te despidieron.— Le guiño un ojo y él suspira.

—No me despidieron, me asignaron otro caso, pero necesitan que tome tus declaraciones. Si lo hago, puedo volver.

Hago un puchero.— Es una lástima tesoro, tendrás que buscar otro empleo.

Se levanta de la silla y camina hasta donde mí. Paso mi lengua por mis labios arrastrando el chocolate.

—¿Por qué te comportas así? ¿Sabes quién es Wang Yibo?— Alzo un ceja, el tema el envase de chocolate junto con la cuchara. Lo deja en el cesto de basura por lo que yo sonrío y me recuesto en la cama sintiendo una punzada en mi abdomen.

—Es un mafioso, un chico que es extremadamente bueno en la cama y que posiblemente hubiera sido el padre de mi hijo si no me hubieran apuñalado.— Bromeo, coloco la mano en mi herida intentando disminuir el dolor.

—Yibo no sería capaz de ser padre. Es un monstruo, un sádico, un psicópata.— Muevo mi cabeza de lado a lado ignorándolo.

—¿Qué quieres que haga? ¿Qué le diga que mate con cuidado?— Su nariz se mueve de lo enojado que está. Yo sonrío enternecido.

—No sé por qué pierdo mi tiempo contigo, está más que claro que estas igual de roto y dañado que él. Ya veo por qué son tal para cual.— Veo como toma su abrigo y se lo coloca, tira un sobre mi abdomen.

—Tal vez si estoy roto, pero tu problema es que Yibo te quito todo lo que quieres, y por más que intentes...no lo puedes volver a tener.— Sonrío cuando noto su mirada dolida, desaparece de mi vista cerrando la puerta con fuerza.

Ding ding ding...eso tuvo que doler.

Abro el recipiente de comida recibiendo un pequeño mensaje. Sonrío al ver la palabra Bell'uomo en la comida.


***


Me despierto sintiendo todo dar vueltas. Malditas medicinas que me hacen dormir.

—¿Me dice la hora?— Pido a la persona que entra. Se acerca hasta donde mi pero no puedo ver su rostro porque lo tapa con una mascarilla y un gorro.

—Hora de que vengas a casa— En cuanto reconozco la voz me levanto de la cama. Aferro mis brazos a su cuello sintiendo sus manos en mi cintura, me quejo cuando siento mi herida. Me separa para ver mi bata llenarse de sangre.—Se que me extrañaste pero tampoco debes lastimarte.— Me recuesta en la cama alzando la bata, de alguna forma me quita la gasa.

—Debes ser más cuidadoso, te pueden agarrar o puedes terminar siendo padre.— Alzo una ceja cuando sonríe, arregla la gasa y luego me reacomoda la bata. Me mira de forma coqueta, baja su mascarilla dejando ver su quijada marcada. Coloco mi mano en ella rozándola con la yema de mis dedos. Él toma mi mano para darle un beso.

—Si fueras el padre de mi hijo sería lo mejor del mundo.— Sonrío, mi cabeza se echa para atrás mientras me habla. Chasquea sus dedos por sobre mis ojos pero yo lo veo doble. Suspiro y suelto un bostezo.

—Las medicinas deben darte fuerte...te sacare de aquí— Intenta cambiarme de posición pero niego.

—No puedes sacarme de aquí, si me voy seré sospechoso. Si me quedo no podrán hacerme nada.— Tomo su rostro cuando dice que no me quiere dejar, me acerca a sus labios los cuales beso con lentitud.

—Vete antes de que lleguen los guardias.— Toma mi mejilla y deja caer su frente en la mía.

—Volveré por ti...— Me besa rápido y lo abrazo por última vez escuchando un murmuro— Te amo...

Pestañeo repetidamente viendo cómo se aleja colocándose su mascarilla. Sale rápido.

Me acuesto en la cama en el mismo instante en que aparece WenHan, me hago el dormido.

—El sospechoso está en su lugar, no hay nadie.— La puerta se cierra en cuanto se escucha un "recibido". Me levanto de la cama con cuidado, sonrío viendo la puerta.

Yo también te amo, Yibo.

El Rey de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora