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Luego del roce desagradable que tuvo Daniel con Melisa, dudó cuando Natalia lo llamó para pedirle que por favor fuera a hablar con ella

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Luego del roce desagradable que tuvo Daniel con Melisa, dudó cuando Natalia lo llamó para pedirle que por favor fuera a hablar con ella. Era día de semana y él iba camino a clases, pero al final le fue imposible negarse. Sabía que seguramente a su amiga no le haría feliz verlo allí, mucho menos si era para hacerla entrar en razón como había dicho su madre, pues no tenía intenciones de ir a clases.

Aunque pudieran existir un montón de motivos por los cuales negarse, comenzando por evitar las interminables clases de Premilitar, el chico intuía que era por una foto que Justin subió a altas horas de la noche. Porque sí, Daniel lo seguía en las redes sociales. A pesar de saber que no era una decisión sana, no pudo controlar el impulso de querer estar enterado de sus pasos, esperando el momento de una falla. Y justamente acababa de suceder. Subir una imagen con otra chica que no fuera su novia, abrazándola y recibiendo un beso cerca de la comisura de los labios, fue un error.

Camino a casa de Melisa, Daniel volvió a revisar el perfil del nadador. Aunque hubiera tratado de eliminar su error al borrar la publicación, ya el daño estaba hecho y, quizás, ese era por fin el destino dándole una mano. Sin embargo, ahora era el conflicto por Marta. En serio la pasaba genial con ella, disfrutaba que ante cualquier cosa que hiciera o dijera ella lo observara maravillada, así como su constante atención. Los mensajes hasta altas horas de la noche, las visitas al trabajo, las breves notas que le daba sin guardar más el anonimato. Le encantaba eso, solo que eran los gestos y no la persona como tal. Ese era el problema, pero temía lastimarla.

Tocó la puerta de la casa de los Guzmán. Se dijo que debía enfocarse en él y en ser el amigo que Melisa necesitaba. Y, si la situación iba más allá, aceptaría la oportunidad. Después vería cómo solventarlo con Marta. Lo anhelaba tanto que no se creía capaz de rechazarlo si se abría la puerta.

Natalia recibió a Daniel. Tenía las prendas que solía usar estando en casa, mas sin dejar de verse impecable. No contaba con la expresión de siempre, sino que lucía preocupada.

—Buenos días —saludó Daniel ingresando a la vivienda.

—Buenos días. Otra vez disculpa por llamar y hacer que llegues tarde a clases —le dijo—. Dios, Silvia que molestará mucho conmigo, pero no sé qué hacer y si Gabriel se entera de que faltó tendrán una fuerte discusión.

—No se preocupe. No le diré a mi mamá —aseguró él depositando su morral en el sillón—. De todas formas, la primera materia es Historia Universal y no tenemos nada para hoy.

Natalia se apoyó del espaldar del mueble.

—Es que no entiendo qué pasa. Ya casi no habla con nosotros, sale sin pedir permiso y ahora esto —suspiró—. La muerte de mi suegra le pegó fuerte y hemos tratado de darle su espacio, pero esto es demasiado. Justin se ve buen muchacho, pero Gabriel le agarró idea por las actitudes que está teniendo Melisa. No le agrada.

Daniel asintió. Era una pena la angustia que tenía la señora Guzmán, mas que el olfato de su esposo le indicara que Justin no era buena influencia, se traducía en puntos para Daniel. Todo parecía estarse alineando. Y probablemente eso quedaría como solo un bache en la amistad, y, tal vez, un preámbulo de ese algo más que el chico anhelaba.

El día que Daniel entendió el amorWhere stories live. Discover now