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Takemichi entreabrió los ojos con dificultad y gimió adolorido al sentir su cuerpo tan rígido, con lentitud se irguió y miro a su alrededor extrañado

La enfermería del instituto, las ventanas de la habitación estaban abiertas haciendo que las cortinas se movieran al compas del viento y se podía observar el atardecer.

El pelinegro suspiro y tomo su cabeza lanzando un siseo de dolor, ¿Qué había pasado?

Lo ultimo que recordaba era estar hablando con Sano y ...

¡No!, ¡No podía ser!, ¡ se había desmayado frente a su alumno!

Tomo su rostro sonrojado por la vergüenza y sacudió la cabeza varias veces.

Todos los días tenia que cagarla en algo, esa debería ser su verdadera profesión.

¿Ahora como vería a Sano a los ojos?

-¿Hanagaki sensei?- una voz femenina sonó en el lugar, distrayéndolo de sus pensamientos.

El nombrado alzo la vista y observo un par de ojos marrones mirándolo con atención

-Yuzuha san..

La chica sonrió y camino hacia el tendiéndole un vaso de agua y una pastilla.

-Dormiste mucho, estaba un poco preocupada de que fuera algo grave pero parece que solo era una fiebre.

El docente tomo la pastilla e hizo una mueca ante su sabor.

-¿Como llegue aqui?- pregunto confundido.

-Sano te trajo.

El ojiazul la vio sorprendido.

-¿Como?

La enfermera le dio una mirada llena de diversión.

-¿Como piensas tu crees que te trajo?, obviamente te trajo cargando en sus brazos..

El color rojo coloreo el rostro del joven, que vergüenza..

-Planeaba quedarse aqui hasta que despertaras pero le prometí que yo te cuidaría y llamaría a tu casa para que vinieran por ti- comento tomando nuevamente la temperatura de Takemichi.

-Entonces ya se fue.

-Así es, ¿acaso querías que se quedara a esperarte?

El ojiazul se giro a verla bruscamente.

-¡Yo nunca dije eso!

La enfermera soltó una risa, divertida por la situación.

-Cálmate Hanagaki, estas muy exaltado.

Takemichi desvió la mirada un poco incomodo, Yuzuha parecía estar divirtiéndose a costa de burlarse de el.

Espero unos minutos y cuando este soltó un pitido, retiro el termómetro verificando que la temperatura había bajado.

-Parece que ya estas mejor, no deberías esforzarte tanto o volverás a decaer- dijo mirándolo con el ceño fruncido y tomando unas toallitas desinfectantes para limpiar el termómetro.

Takemichi rio nervioso.

-Mi error.

-Un error muy grande Hanagaki sensei, trata de cuidarte un poco- comento la chica caminando hacia la puerta de la enfermería y deslizándola- ya despertó, ya puedes pasar.

Pasos apresurados se escucharon, una figura rubia ingreso dejando ver a Inui al borde del llanto.

-Inupi kun..

GokusenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora