David

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Luego de despedirse de sus amigos, David se dirigió a un bar al que había ido con Mateo un par de veces. Como ambos repitieron de curso, eran los únicos del grupo a los que no objetaban si trataban de entrar en un bar o en una discoteca, pues ya tenían dieciocho años.

El delgado y no muy alto joven se sentó en la barra y pidió una cerveza. No conocía mucho de tragos, pero lo que bebía le encantaba; con que le hicieran perder la cabeza, estaba bien para él.

Echó la cabeza hacia atrás después de terminarse la botella que le dieron. Ojalá fuera de esos lugares en que servían de un barril en vasos grandes, pero prefería ir a ese tipo de bares, en los que nadie lo conocía y tampoco harían preguntas. Otro punto ventajoso de ahí era que solía haber cerca trabajadoras sexuales, por lo que, le quitaba el trabajo de tener que entablar una conversación y ver si luego la chica quería acostarse con él, sino que solo debía mostrarle algunos billetes. Total, si el dinero de su familia podía pagar todas las comodidades que quisieran tener, ¿por qué no también un par de horas con una mujer?

Y no le avergonzaba, solo le importaba pasarla bien. Nunca le interesó estar en una relación, así que, ¿para qué esforzarse? Con las chicas que conocía, sabía que debía haber un cortejo previo y eso era una pérdida de tiempo. Encima, si la quería solo para coger, la chica se enojaba.

Pidió otra botella y se la entregaron destapada unos minutos después.

Las relaciones eran tediosas, con demasiada preocupación hacia otra persona que ni le importaba realmente. Y no solo las relaciones de pareja, sino de todo tipo, ni siquiera le interesaban sus amigos, por lo que, le parecía perfecto ese tonto arreglo de no verse en el verano.

¿Por qué se juntaba con ellos si no le importaban? Aunque costaba creerlo, le caían bien, consideraba que eran divertidos, como la vez en que se metieron a un depósito de vehículos chatarra y los golpearon hasta cansarse. Encima, podía sacar ventaja en que Mara lo ayudaba con la escuela y no era tonto como para alejarse de alguien así.

Le envió un mensaje a Mara, pero ella no contestó. ¿Qué estaría haciendo? Por lo usual no pensaba en ello, pero no podía negar que no le vendría bien un poco de compañía femenina, aunque claro: nunca concretó algo con ella, quien solía reírse de sus coqueteos, creyendo que eran bromas. Y no, no estaba interesado en ella en lo amoroso, pero su cuerpo... Era imposible negar lo sensual que era.

Un sujeto se sentó a su lado, pasándolo a llevar mientras tomaba su cerveza. Debido a eso, derramó un poco por el costado de su boca, provocando su enojo.

—¿Qué mierda te pasa? —le dijo al tipo que se sentó a su lado.

—No molestes —contestó y volteó hacia el barman—. Dame otro whiskey.

—Discúlpate —exigió David.

—¿Por qué? ¿Por derramar tu mamadera? —Se burló de él.

David se molestó mucho más ante su broma. Se puso de pie y empujó por la barra al tipo contra la barra, provocando que este se enojara también y se pusiera de pie, ganándole en altura por lo menos unos diez centímetros, además de ser gordo.

«Mierda», pensó David.

El sujeto lo golpeó, haciendo que casi perdiera el equilibrio, pero David logró mantenerse de pie y le devolvió el golpe, empezando así a pelear. Varios borrachos trataron de interferir, hasta que el barman y el único guardia lograron separarlos, para luego echar a David, pues él inició la pelea al empujarlo contra la barra.

El chico, que no estaba tan ebrio, pues no alcanzó a tomar tanto, decidió ir a darse una vuelta alrededor, para ver si encontraba otra cosa para divertirse o si entraba a otro bar. Se decidió por qué hacer cuando vio a una chica de unos diecinueve años ser rechazada por un auto.

Chicos Malos #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora