I like it when you take control

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Mara entró a la escuela, con botas cortas de plataformas, pese a que el inspector de patio le gritó que no podía entrar así. Se topó con Iker unos metros más allá, pues el moreno la estaba esperando sagradamente.

Ya llevaban poco más de dos semanas de clases y el ambiente en la escuela se sentía hostil. Todos mantenían los modales y la cordialidad, pero la envidia, el odio y la competitividad era evidente. Por eso, era imposible sobrevivir solo, tenías que tener a al menos otra persona respaldándote para no ser presa fácil, o tener a tres chicos malos cubriendo las espaldas, como era el caso de Mara, quien como reina no proclamada del lugar solo una vez mostró su verdadera cara frente al resto —quienes también tenían un lado así, solo que todos procuraban hacer de cuenta que no existía—: aquella vez en que peleó con Gustavo frente a todos, volviéndose el plato predilecto de sus arpías compañeras, quienes tras el regreso a clases empezaron con los murmullos y chismes a sus espaldas, así como uno que otro coqueteo a Gustavo frente a ella, solo para hacerla enojar.

Querían tirar a la reina desde su trono, romperla en mil pedazos, pero ningún ave de rapiña podía con ella.

Mara caminó junto a Iker, abrazada a su cintura, mientras él dejó caer su brazo sobre los hombros de ella. Hablaron un poco, hasta que a Iker le surgió una idea:

—¿Tienes planes para el fin de semana?

—Pensaba conseguirme una excusa para pasarlo con Gustavo.

—Ugh... podrías venir a mi casa, lo pasarías mejor. Es más, estoy seguro de que hasta podría ser un mejor novio que él.

—¿En serio? —Esbozó una sonrisa juguetona—. Demuéstralo.

—¿C-cómo?

—No lo sé, tú fuiste el que dijo que podía ser un mejor novio. —Rio—. Descuida, solo bromeo.

Su risa era el sonido más bello que había escuchado. Cada segundo a su lado era perfecto.

Iker estaba sonrojado, mirándola. Mara captó su expresión y prefirió no referirse a ello, sino que siguió hablando de otra cosa.

Luego de la primera clase, David se le acercó, acompañado por Mateo.

—Mara, estuve con un debate conmigo mismo sobre si debía decirte esto o no. —Dramatizó—. Decidí respetar nuestra amistad y contarte: ayer escuché a un par de chicas riéndose de ti, decían que Gustavo te engañaba y no eras capaz de darte cuenta.

—¿Qué mierda? ¿Quiénes andan inventando eso?

—Mira, no sé si haya sido mentira. No escuché el nombre de la chica, pero enfatizaron en que era nada que ver contigo y que la chica estaba toda ilusionada contándole a una.

—Deja de decirlo como si fuera verdad. —Sonrió—. Es claro que lo inventaron porque me envidian, de seguro esperan que escuche esos rumores y pierda la cabeza, pero no les daré en el gusto. Solo por si acaso, ¿quiénes eran las estúpidas que dijeron eso?

—No sé  yo estaba de espaldas a ellas cuando las escuché.

—Mierda, David. No está bien dar la información a medias.

—¡Es lo que sé!

—¡Pues averigua entonces quiénes eran y luego me cuentas! Y si encuentras a la tonta que se inventó que está con mi novio, me lo dices, ¿vale?

—Como digas. —Sonrió de medio lado.

—Voy al baño.

Mara se retiró e Iker la siguió. Mateo miró confundido a David, con muchas dudas:

Chicos Malos #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora