Even if you know that you don't own me

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Al terminar las clases del viernes, Gustavo y Mara se juntaron en el pasillo para irse juntos, teniendo pensado ir por esa tarde a la cabaña.

Una vez ahí, empezaron a besarse. Gustavo descendió hasta su cuello, pero Mara se apartó rápidamente.

—¿Qué? —preguntó él, molesto.

—Nada, es solo que me siento mal.

—¿Con qué? ¿Te pasa algo? ¿Estás enferma?

—No, no es eso... es mi mamá —dijo con tristeza—. Ella está muy enferma y... no lo sé, temo que pueda pasar algo malo. Mi papá mencionó que... —Se quedó callada y miró al suelo.

—Ah, es que ese viejo es un bruto. Nunca las ha tratado bien. ¿Qué dijo?

—Que si ella moría, iba a ser por ser tan terca.

—¿A ese punto? Mi amor, no te preocupes, no creo que eso pueda pasar. Él dice eso porque es un bruto, nada más. De seguro tu mamá no tiene algo grave, la mía se la pasa con jaquecas y el médico ya le dijo que no es grave.

—Espero que tengas razón.

Mara se acomodó en el pecho del chico y lo abrazó. Él le acarició la espalda, en un inicio para consolarla, pero pronto el deseo le ganó y bajó su mano hasta su trasero, a lo que Mara reaccionó apartándose y lo miró a la cara, indignada.

—¡Coño! ¡¿Pero qué tienes en la cabeza?! —La rabia se le notaba con solo verla—. ¡Te estoy contando que mi madre está mal y me tocas el trasero! ¿Tan calenturriento eres?

—¡Perdón, Mara, pero se suponía que veníamos a eso!

Mara dio un grito casi gutural y tomó sus cosas para irse. Gustavo trató de convencerla, abrazándola por detrás y besando su cuello, pero ella echó su codo para atrás con fuerza para golpearlo en el abdomen.

—¡¿Qué coño te pasa?!

—¡Pues que estoy enojada! —Volteó a verlo—. Tú no me respetas en lo más mínimo.

—¡Sí lo hago! ¡Te trato como a una reina!

—Una cosa es decirme que me adoras y otra cosa es hacerlo. No me sirven tus palabras, sino lo que haces.

Mara se marchó con sus cosas, sonriendo. Gustavo sintió remordimiento debido a eso y se quedó un rato más en la vieja cabaña, pensando en lo que haría con su relación. No quería terminar con ella, así que, debía hacer méritos para que se reconciliaran, o al menos portarse bien cuando estaba con ella.

Mara se pidió un taxi y caminó hasta la carretera. Subió ahí y se llevó un regaño de su padre por haber viajado en taxi en lugar de llamar al chofer de la familia o, por último, a él para que la fuera a buscar.

—¿Y dónde estabas?

—Fui a dar una vuelta por la ciudad después de la escuela.

—¿Y por eso te arriesgas tanto?

—Que raro, no recordaba que os importara tanto.

—Sois mi heredera, ¿te das cuenta? Eres la única que podría continuar mi legado y tú andas por ahí y en taxi para variar. Es que eres una inconsciente.

—Dejad de regañarle —interrumpió su madre, quien recién había bajado las escaleras.

—¡Tiene que aprender a no ser tan estúpida!

Al escuchar a su padre decir eso, subió a su habitación y cerró su puerta. Se echó en su cama, pensando en lo que estaba haciendo y lo que iba a hacer. Jugar a ser la víctima le sentaba bastante bien, con una actuación digna de un premio.

Chicos Malos #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora