Capítulo 5

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mini maratón 1/3

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Jaemin no los ve mucho durante la semana siguiente. Mark se encuentra ocupado con sus modelos y sesiones fotográficas, Jeno al parecer siempre tiene algo que hacer, es evasivo como siempre.

Y él se mantiene ocupado en el trabajo durante el día y por las tardes planea en solitario su boda. Ya tiene el orden de los asientos y las respuestas a las invitaciones comienzan a llegar, con eso hace los cálculos finales para ordenar el banquete a Yukhei.

La única ocasión en que él y Mark comparten tiempo es cuando una tarde toman el té en casa de los padres de Mark, durante dos incómodas horas después de las cuales Jaemin termina mordiéndose la lengua y su piel pica con ansiedad al momento que se marchan.

A Jeno lo ve brevemente, temprano en las mañanas o cuando vuelve a casa tarde por la noche. No sabe que es lo que él hace y no quiere saber. No es asunto suyo.

El jueves, Yeri lo visita en la cafetería. Tiene una crisis de pánico, la vida se le está poniendo difícil al no ser capaz de poder pagar la renta y la universidad.

Jaemin sabe muy bien como es, pasaron la misma situación cuando vivían juntos. Siempre preocupados por poder pagar las cuentas, cada día esforzándose para ahorrar hasta el último centavo sin poder relajarse nunca. Las cosas nunca cambian para personas como él y Yeri. O así era hasta que conoció a Mark.

Jaemin lleva a Yeri al cajero cercano y a pesar de que no para de protestar, retira dinero de la cuenta de la cafetería y se lo entrega. Esta muy avergonzada pero lo acepta, sin embargo la vergüenza que ella siente no se acerca a la humillación que Jaemin experimenta al pedirle a Mark que reponga el dinero. Los fondos de la cafetería no son suficientes como para regalar. Pero le explica a Mark porque retiró ese dinero, le cuenta los problemas financieros de Yeri.

Confiarle dichos problemas financieros, da como resultado que el viernes por la tarde ella entre apresuradamente en la cafetería, irradiando felicidad.

—Él pagó mi renta y la colegiatura de la universidad de todo el próximo año—dice casi sin respirar y Jaemin pregunta.

—¿Quién?

Ella responde con los ojos muy abiertos.

—¡Mark!

Y así nada más, Mark tiene una nueva admiradora, se ha ganado a una persona más.

No sabe porque pero esto le pone furioso. Media hora después, Yeri se marcha y Jaemin sigue de mal humor. Chenle se mantiene ocupado en la cocina, lejos de él.

Y justo en ese momento, Jeno decide visitar la cafetería por primera vez, se ve pulcro y elegante, viste un traje negro y camisa blanca.

Jaemin lo recibe preguntando de forma grosera.

—¿Qué quieres?

Jeno levanta las cejas.

—¿Es un mal momento?

—No. Solo estoy ocupado.

Jeno mira alrededor, la cafetería se encuentra vacía.

— Obviamente.

—Mira...—resopla—¿Has venido a comprar algo o...?

—Quiero un café, para llevar, si no es pedirte mucho.

—¿Por qué sería pedirme mucho?

Jeno le mira fijamente.

—¿Por qué siento que estás a punto de arrancar mi cabeza?

—No eres tú—dice Jaemin después de un momento y suspira—yo solo...

—Continua—pide Jeno con seriedad.

Jaemin no se siente confortable discutiendo con Jeno los problemas en su relación entre él y Mark, especialmente no puede porque es el mejor amigo de Mark y su lealtad está con él.

—No es nada—intenta sonreír— ¿Cappuccino? ¿Café con leche?

Jeno no mira el menú.

—Solo café. Con tres de azúcar.

—Nadie necesita tres sobres de azúcar. —Jaemin responde mientras manipula la cafetera.

—Yo sí.

—Te pondrás gordo.

—Lo he tomado con tres porciones de azúcar toda mi vida—se defiende—¿Te parece que estoy gordo?

Jaemin lo mira sobre su hombro. A pesar de querer evitarlo, termina mirando a Jeno de arriba abajo.

—Todavía no—admite de mala gana mientras coloca el café en la barra— pero estás envejeciendo.

—Esta es la segunda vez que me dices viejo, me estoy acomplejando.

—No te estoy diciendo viejo, solo digo que ya no eres tan joven.

—Si claro, eso es mejor.

Jaemin no puede evitarlo. La sonrisa que aparece en su rostro es genuina y parece que eso ha enternecido la mirada de Jeno.

—Aquí tienes—empuja el vaso más cerca a la orilla y Jeno lo toma en una mano.

—Gracias. ¿Cuánto te debo?

—No es nada.

—Gracias. No dejes de sonreír—Jeno se da la vuelta para marcharse. La honestidad en su voz acelera el latido del corazón de Jaemin—te sienta bien.

Chenle sale de la cocina después que Jeno se ha marchado, Jaemin aún observa la puerta como si estuviera hipnotizado.

—¿Quién era ese?

Reacciona y se olvida de esas raras sensaciones que revolotean en su pecho.

—Es el tipo del que te hablé. El padrino de Mark.

Chenle frunce el ceño.

—¿El arrogante?

—Sí—suena grosero ahora que Chenle lo dice.

—Ahhh—responde Chenle exagerando y Jaemin no puede ignorarle.

—¿Qué?

—Nada—sonríe y Jaemin no encuentra la gracia—pero te ves más animado ahora.

Aparenta tener su atención puesta en los documentos junto a la caja registradora.

—Estaba animado antes.

—Si tú lo dices.

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