Capítulo 12

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Al llegar la tarde del siguiente día ellos, Jaemin y Jeno se encuentran sentados esperando a que Mark llegue a casa para que puedan ir a la reunión con el gerente de eventos del hotel. No está seguro del por qué Jeno quiere acompañarlos, pero no le importa.

Además, han encontrado una manera entretenida de pasar el tiempo.

—Todo está en el ángulo de la muñeca, —explica Jeno desde su lugar en uno de los taburetes de la barra de desayuno—Si no tienes la muñeca rígida, sólo hay que girar.

Jaemin sonríe. Él está sentado en el sofá, mirando hacia arriba a Jeno al otro lado de la habitación.

—Muñeca rígida, ¿eh?

—Tienes una mente sucia, Jaemin—dice Jeno sonriendo.

Jaemin intenta ahogar su sonrisa.

—Lo siento.

—Sí, claro—dice Jeno, una vez que Jaemin pone cara seria de nuevo—observa—Toma una de las palomitas de maíz de su paquete y la sostiene en alto, para asegurarse que Jaemin la está mirando—lo haces así—Entonces lanza la palomita de maíz al aire, inclina su cabeza hacia atrás, y la atrapa en su boca.

—Haces que parezca tan fácil—dice Jaemin resoplando por la expresión de suficiencia en el rostro de Jeno.

—Eso es porque lo es. Un niño de cuatro años de edad puede hacerlo.

—Cállate—se queja. Toma un poco de palomitas de maíz de su propio paquete y trata de copiar lo que Jeno acaba de hacer. Ninguna palomita de maíz cae siquiera cerca de su boca—En serio—dice exasperado—¿Mi cara tiene repelente contra las palomitas de maíz o qué?

Jeno se ríe.

—No, simplemente no eres capaz de atinar. Abre la boca.

—¿Qué?

—Ábrela—dice Jeno, sosteniendo una palomita de maíz—Apuesto a que voy a lograrlo desde aquí.

Esta vez Jaemin no puede sofocar su sonrisa aunque lo intente.

—¿Quieres que abra la boca...—dice lentamente y con insinuación en su tono—para que tú la pongas dentro?

Jeno parpadea, después de un momento sus ojos se iluminan y una pícara sonrisa se extiende por su cara.

—Sí—dice con sencillez y luego tira la palomita de maíz a través de la habitación en dirección a la boca abierta de Jaemin, atinando justo en el blanco. Su cara se llena de presunción de nuevo, pero después se oscurece con algo más—¿Cómo sabe?

—Salado—dice Jaemin de forma deliberadamente sensual e intercambian una mirada que es menos divertida y más como algo cercano a la excitación.

Y eso es peligroso.

Afortunadamente, el teléfono de Jaemin suena rompiendo el momento.

—¿Hola?—dice al contestar. Jeno mira hacia otro lado, se ocupa en recoger las palomitas de maíz que cayeron en la barra de desayuno.

Es Mark y suena como si estuviera en medio de una reunión.

—Hola cariño, escucha, me quedé atrapado en este rodaje y voy tarde. ¿Tú y Jeno pueden encontrarme en el hotel?

—Uh, está bien—dice Jaemin con el ceño fruncido—Te veo en un rato.

—Gracias. Te amo.

Jaemin cuelga y mira a Jeno.

—Quiere que nos encontramos con él allí.

Jeno alcanza su chaqueta y las llaves.

—Conduzco yo.

El Padrino - NominWhere stories live. Discover now