El Padrino - Nomin

Capítulo 19

En los siguientes dos días, no hay momentos a solas con Jeno y gracias a eso Jaemin consigue el tiempo para aclarar su mente y centrarse en la boda, en el frenesí de los preparativos finales.

Y justo cuando cree que tiene todo bajo control, cuando ha podido elegir la música y finalizar la asignación de los asientos, sin querer vomitar, entrar en pánico o ambos, Mark deja caer una bomba sobre él.

Se va por una tarde y una noche. Una noche entera.

—Tengo que ir a Busan para terminar algo.

Jaemin intenta mantener la calma.

—Solo faltan dos días para nuestra boda, Mark.

—Lo sé y lo siento. Pero después de esto, seré todo tuyo durante el próximo par de semanas.

—Pero no voy a verte hasta estar ahí. Tú te vas esta noche y mañana yo me voy para quedarme con Lucas...

—Pero piensa en cuanto más dulce será después de estos dos días distanciados—Mark le da un beso, sonríe y añade con alegría—Estarás desesperado por casarte conmigo, con tal de llegar a la noche de bodas.

Jaemin no comparte su entusiasmo; lo único que siente es la creciente amenaza de entrar en pánico, porque una noche sin Mark no significa una noche a solas.

—¿Qué hay de Jeno?

—Le he pedido quedarse esta noche contigo para que te ayude con los recuerdos de la boda. Perderás la cabeza si te encargas de doscientas de esas cosas tu solo.

—Se suponía que eso lo íbamos a hacer tú y yo—dice Jaemin, casi desesperado, aferrándose a la parte delantera de la camisa de Mark como un niño que se aferra a una manta que le da seguridad.

—Realmente lo siento, cariño. Pero no me voy apartar de tu lado durante las próximas dos semanas, lo prometo, ¿de acuerdo?

No es ningún consuelo y hay mucha energía en él más tarde esa noche, cuando está esperando el momento en que Jeno llegue. Está mirando el reloj, no puede decidir si siente terror o excitación y está tan alterado por todas esas emociones, que cuando Jeno finalmente llega más tarde, ya no le es posible actuar indiferente.

Observa desde el lugar donde se encuentra de pie junto a la mesa, como Jeno deja caer sus llaves y la cartera sobre la barra de desayuno, se sostiene de una silla, apretando tan fuerte que sus dedos duelen y sus nudillos se han puesto blancos.

Finalmente, Jeno da unos pasos hacia él y lo mira. Sus ojos se oscurecen.

—¿Mark ya se fue?

—Sí—su voz es entrecortada—Se suponía que haríamos esto, esta noche—añade señalando a los dos centenares de bolsas de organza sobre la mesa, a la espera de ser llenadas con gemas grabadas.

Jeno mira las bolsas con disgusto.

—No te voy a ayudar con eso.

—Pero Mark dijo...

—Yo sé lo que dijo Mark—Jeno responde casi de manera violenta. Tiene sus manos apretadas en puños— Pero no voy a ayudarte con los malditos recuerdos de tu boda, no quiero tener nada que ver con eso.

Jaemin se empuja lejos de la silla en la que estaba apoyado, acercándose a Jeno, respira de forma irregular y temblorosa.

—¿Cuál es tu problema? Solo hay que meter las gemas dentro de las malditas bolsas.

—Es lo que representan.

—¿Qué es?

—Esta farsa de boda—Jeno escupe las palabras.