36

1.5K 203 29
                                    



— ¿Estabas esperándome?

Se sonroja. Obviamente me estaba esperando.

—No quise acorralarte así, es que... Quiero que hablemos.

— ¿Ahora?

Me escucho como una niña mimada, lo sé, pero no puedo evitarlo. Si hablamos, de verdad hablamos, podría decir las cosas incorrectas y arruinarlo, podría perderlo.

Y pese a que sabía que esto de la relación me estaba dañando, pese a que el miedo no se iba, pese a todo, la idea de separarme de él era aun más dolorosa.

—Por favor... —Implora, en voz baja.

Y la forma en que me mira... Sé que no puedo negarle nada a esos ojos esmeraldas.

Lo empujo dentro del baño, que sé que aun se encuentra vacío y cierro la puerta.

Estar en un espacio cerrado con el no hace cosas buenas para mi corazón, y no sé si eso es bueno o muy malo.

— ¿Qué sucede?

— ¿Qué sucede? —Repite mi pregunta, sonando... Herido. Dios, lo último que quiero es herirlo—. Bianca, desde hace unos días que siento las cosas tensas entre tú y yo. No quise presionarte ni decírtelo pero hoy... Apenas me has mirado, y no quiero sonar berrinchudo pero...

Pero le hago daño. Soy tóxica, le hago daño y no puedo evitarlo.

—Lo siento —Murmuro, sintiendo un nudo en mi garganta—. De verdad lo siento, es mi culpa.

—No, solcito, no es...

—Si lo es. Te estoy haciendo daño, no quiero dañarte —Mi voz suena desesperada—. Deberíamos dejarlo, deberíamos...

— ¿Qué? —Su voz suena herida, de verdad esta vez—. ¿Quieres que... Terminemos?

Si.

— ¡No! —Exclamo con rapidez—. Pero no quiero seguir haciéndote daño, no quiero...

— ¿Esto es sobre lo del otro día? —Pregunta con suavidad.

¿Cómo puede verse tan sereno? ¿Cómo es que no me odia?

— ¿Cómo puedes quererme? —Pregunto, sintiendo que mi pecho cada vez está más y más apretado—. ¿Acaso no ves que estoy rota?

—Si, lo veo.

Entonces incluso él veía que había cosas mal en mí. Él lo veía, y si él lo veía todos podían verlo. Y no, no me importaba el mundo, solo él, pero de todas formas... Si él lo veía, entonces el resto del mundo veía también que yo no era buena para él.

— ¿Entonces por qué te quedas? ¿Por qué no huyes?

Se acerca y con suavidad sostiene mis mejillas. Sus ojos relucen detrás de sus lentes.

—Tenía un profesor que siempre decía que estar roto es bueno, porque indica que hay algo que arreglar, y que el primer paso es aceptarlo— Acaricia con sus pulgares mis mejillas—. Está bien, te juro que está bien y que eres suficiente. Te quiero así. Rota y todo —Un sollozo nada sexy sale de mis labios—. Porque sé que quieres mejorar. Sé que tienes miedo y aun así vives con ello. Te quiero porque eres tú, rota y con miedo, y porque antes de todo eso esta mi solcito, una mujer fuerte, inteligente y muy coqueta —Toma mis manos—. Puedes hablar, podemos hablar... Siempre querré saber lo que pasa en esa cabecita tuya, siempre querré ayudarte. No estas sola.

— ¿Por qué tienes que ser tan perfecto? Cualquier otro chico habría aceptado terminar.

—No soy cualquier otro chico —Recuerda con dulzura, mejillas sonrojadas—. Soy el que fue durante dos años a un café solo para tener pequeñas interacciones con la camarera guapa del lugar.

Con ese comentario me hace reír, y eso parece hacerlo feliz porque la tristeza en sus ojos se desvanece un poco.

—Siempre te escucharé, siempre estaré para ti, incluso cuando no... —Sacude su cabeza—. Siempre, ¿entiendes?

Asiento y lo envuelvo en un abrazo en el cual entierro mi rostro en su camisa, absorbiendo su aroma hasta embriagarme con él.

—Me sorprendió mucho que me invitaras.

—Fue Ty —Admito sin despegarme de él—. Yo no quería venir.

—Podemos irnos si quieres. Ver alguna película, comer palomitas, contemplar la existencia... —Deja un beso en mi coronilla—. Tú solo dilo.

—No me molesta quedarme —Admito, abrazándolo con más fuerza.

Nain es de contextura delgada, pero aun así solo logro tocar mis manos con las puntas de los dedos al envolverlo. Sus brazos son fibrosos y parecen haber sido hechos para que me abrace con fuerza, y su aroma de verdad debería estar prohibido.

—Bien.

No sé cuántos minutos pasamos así, pero pronto siento que muchos de mis miedos se van disolviendo y que solo somos nosotros contra el mundo.

Hasta que tocan la puerta.

— ¡Los baños no son para follar!

Cuando salimos somos perforados por un montón de miradas asesinas, pero no importa, porque sostengo a Nain de la mano y él me sostiene a mí. Sea lo que eso signifique, estamos juntos en esto.

Cuando llegamos a las mesas, escuchamos como alguien destroza una canción de Shakira.

Son tus manos de hombre, y el olor de tu espalda. Lo que no tiene nombre, lo logró en tu mirada.

—No debimos dejar a esos dos solos mucho tiempo —Hace una mueca.

Y en el escenario...

—I'm addicted to you, porque es un vicio tu piel. Baby I'm addicted to you, quiero que te dejes querer —Cantan Graham y Tyler.

Esta será una noche muy larga... 

Un Café al AtardecerUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum