El Cadáver del Novio... {WangXian}

2. ¿Muerto?

—Está despertando. —Dijo una voz en tono suave.

—¡Shhhh! No hables fuerte que lo asustarás. —Respondió otra voz igual de suave.

Wangji a penas escuchaba los susurros provenientes de aquellas voces. Abrió los ojos con dificultad y solo pudo distinguir siluetas frente a él. Intentó enfocar su vista para definir a quienes pertenecían las voces, pero un dolor de cabeza lo aquejaba y no lo dejaba despertar completamente.

Hizo otro esfuerzo y al final logró enfocar su vista, pero cuando vio aquellas siluetas definidas deseó seguir durmiendo. Un grito salió de su garganta y se encogió en un rincón de aquella cama donde estaba recostado. Se sentía totalmente asustado al divisar a aquel hombre que había visto antes de desmayarse en aquel bosque. Wangji creía que todo había sido solo una alucinación, una creación de su mente, pero verlo ahí parado frente a él parecía demasiado real. Ahora el Lan menor pensaba que estaba soñando, mejor dicho, que estaba teniendo una horrible pesadilla. No había otra explicación para todo aquello.

—¡Vamos, Wangji! ¡Despierta! —Comenzó a decirse a sí mismo al tiempo que pellizcaba su propio brazo ocasionando que brincara por el dolor. —¡Joder! ¡Esto tiene que ser un sueño! ¡Tengo que despertar! —Continuaba con su palabrerío asustado y ahora daba golpes a su frente con su palma, pero era inútil ya que no lograba despertar como él deseaba.

—¡Hey, hey, hey! ¡Cálmate! ¡No estás soñando! ¡Deja de hacerte daño! —Aquel chico tomó ambas manos de Wangji deteniéndolo.

Cuando Lan Zhan sintió aquel frío, muy frío tacto posarse en sus brazos volvió a gritar y empujó fuertemente al hombre, haciendo que trastabillara y casi cayera al suelo por la fuerza usada en su contra.

—¡Aléjate de mí! —Gritó Lan Zhan al chico que solo abrió sus ojos en sorpresa. —¡No te me acerques y no me toques!

Tanto aquel chico como el otro que lo acompañaba solo vieron a Wangji con sorpresa en sus ojos. Ambos pensaban que era normal el reaccionar del Lan, pero había sido muy grosero al empujar así al chico que solo había querido detenerlo de seguirse golpeando y pellizcando.

—No te haremos daño, cálmate. —Habló el otro con las manos en alto para que el asustado Lan las viera. —Mi nombre es Wen Kexing. Y te repito, no te haremos daño.

—Yo soy Wei Wuxian o Wei Ying. —Habló el otro chico igual con sus manos a la vista. —¿Tú cómo te llamas? —Wuxian creyó que era algo estúpido estar casado con aquel muchacho del que no conocía ni su nombre.

—Lan Wangji o Lan Zhan. —Respondió con cautela y sin apartar la vista de los que estaban frente a él.

—Un gusto, Wangji. —Dijo Kexing. Wuxian no podía decir nada ya que estaba embobado observando a aquel hombre de ojos dorados, tan hermoso y que ahora era su marido. —Supongo que tendrás muchas preguntas por hacer, así que adelante, dispara.

Era verdad, Lan Zhan tenía muchas preguntas brincando como locas en su mente. Pero permaneció en silencio unos momentos, observando las apariencias de aquellos que lo acompañaban. El tal Kexing traía ropas casuales: una camisa en tono rosa pálido y jeans azules con un par de tenis blancos; mientras que por el contrario, el tal Wuxian llevaba un traje formal en color rojo, de esos que se usan para las bodas. Pero lo que más atrajo la atención de Wangji fue que las ropas lucían rotas en algunas partes, sucias, y podía jurar que ambos tenían sangre manchándolos en ciertos lugares. Sus pieles lucían drenadas de todo color, casi teniendo un tono azulado, como el que los muertos tenían. Ese pensamiento envió escalofríos por todo el cuerpo del Lan.

—¿Ustedes... están m-muertos? —Preguntó con dificultad el Lan.

Tanto Wuxian como Kexing cruzaron miradas, un poco inseguros de responder aquello, temiendo en volver a asustar a Wangji. Pero no había más opción que decirle la verdad, de todas formas tarde o temprano se daría cuenta de todo.