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𝙴𝚕𝚕𝚊

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— Veo que algunas heridas ya sanaron — sonreí, sintiendo como este en respuesta me dedicaba una mirada fulminante

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— Veo que algunas heridas ya sanaron — sonreí, sintiendo como este en respuesta me dedicaba una mirada fulminante.

— ¿Y? — preguntó fríamente.

— ¿Cómo que "y"? Eso significa que poco a poco te estás recuperando, lo cual será mejor para tu salud — contesté con obviedad, generando así aún más molestia al de pelos rosados.

— ¿Y a ti en que te importa?

— Creo que en la anterior sesión te mencioné que me importa tu bienestar, ¿o no?

Recién comenzaba la sesión y Sanzu ya estaba respondiendo a todo lo que le decía, causando en mí una sensación de victoria. Aunque viendo el lado negativo de la situación, en esta ocasión, no sólo nos acompañaban dos guardias, sino que seis. Creo que era entendible luego de lo anterior ocurrido, pero aun así me parecía demasiado.

— Bien, dejando eso de lado, me gustaría tratar algo que averigüe recientemente — dije mientras abría una carpeta que había traído, buscando con rapidez el papel con el informe que necesitaba.

Para cuando lo encuentro, lo saco con cuidado de no arrugarlo y vuelvo a cerrar la carpeta, apartándola y dirigiendo mi mirada hacia el recluso.

— Sanzu no es tu verdadero apellido, ¿verdad? — pregunté de forma directa sin buscar muchos rodeos.

Prontamente, su rostro se tensó, dirigiendo su rostro hacia otro lado para evitar mi mirada, tal y  como lo solía hacer anteriores veces. Aunque esta vez, para mi sorpresa, volvió a mirarme, pero esta vez mordiéndose fuertemente el labio al punto de que en cualquier momento lo desgarraría, señal de que lo que le había dicho le generó estrés.

— Ni se te ocurra — amenazó.

Aquellas palabras alertaron a los guardias, los cuales comenzaron a elevar sus armas en dirección a la de la mesa. Levanté la mano derecha, indicando que bajasen las armas, pero la mayoría hizo caso omiso.

𝐋𝐞𝐭 𝐦𝐞 𝐡𝐞𝐥𝐩 𝐲𝐨𝐮 ❱ Sanzu Haruchiyo x Male ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora