primer Idilio

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⠀⠀Allá por el mes de marzo, vio su rostro encantador encendido y radiando como el más brillante rayo de sol. En medio del calor y exuberante vehemencia del momento, lo único que podía pensar era en lo bello del amor.   

⠀⠀Aún en invierno, lo que los recibió aquel primero no fue nada más ni nada menos que un furioso clima francés. Las gotas de agua repiqueteaban furiosamente al colisionar contra las superficies, cuya única función era protegerlos del mal tiempo. 

⠀⠀Incluso así, nada pudo mitigar la felicidad de aquel joven coreano; quien, excitado, corría por los alrededores buscando algún entretenimiento que pudiera saciar sus ansias de conocimiento. 

⠀⠀—¡Amor, mira! —exclamó con ojos soñadores a su esposo, señalando una pequeña figura escala de la torre Eiffel, la cual era perceptible a través de la vitrina de uno de los locales. 

⠀⠀Su marido le dedicó una mirada poco impresionada, pero su rostro estoico se suavizó cuando él volteó a verlo con sus fanales vidriosos.

⠀⠀—¿Te gusta? —preguntó acercándose a su menor, rodeando con ternura y propiedad su fina cintura. 

El castaño sintió como su cuerpo se estremecía irremediablemente, reconociendo la presencia de quien en ese momento alegraba sus días. 

⠀⠀Sus ojos se conectaron y luego se derritieron mutuamente en los brazos del otro, demasiado perdidos en el cuerpo ajeno como para notar las miradas curiosas de los peatones, que ocasionalmente se detenían para poder verlos. 

⠀⠀—Me gustas más tú. —Tras esa declaración, MinHo rio mullidamente, dándole un beso a su esposo a modo de respuesta. 

⠀⠀Después de aquella acción, algunas personas de exaltaron, pero JeonGin estaba demasiado alegre como para permitir que las miradas prejuiciosas de unos desconocidos lo arruinaran. 

⠀⠀Tomados de la mano siguieron su camino, centrándose en la dicha que sentían ante la presencia ajena. 

⠀⠀JeonGin pensaba genuinamente que aquella sería la indudable solución para todo aquello que lo atormentaba, y considerando aquel fructífero inicio, todo dictaba que así sería, por lo que se relajó mientras su marido lo conducía apaciblemente por las instalaciones del aeropuerto, hasta llegar al parqueadero donde se estacionaban los taxistas. 

⠀⠀—Por aquí —señaló MinHo, abriendo caballerosamente la puerta para JeonGin, quien alabó el gesto con un sonrojo. 

⠀⠀Durante el viaje, JeonGin tuvo la oportunidad de maravillarse con las piezas arquitectónicas autóctonas de la ciudad que se alzaba ante ellos, amando lo pintoresco y artístico que se veía todo y exhortado por las nuevas experiencias que la ciudad francesa tendría para ofrecerles. 

⠀⠀ El auto entonces, se detuvo marcando el fin del agradable paseo que había utilizado como contenedor de sus fantasiosos pensamientos, en los cuales ya contemplaba mil posibilidades para el nuevo entorno. 

  Fue su marido quien de nuevo abrió la puerta y luego llevó las maletas hasta el apartamento que habían optado por utilizar para guardarlos durante su estadía. 

⠀⠀JeonGin abrió la puerta que chirrió resentida ante la falta de aceite y luego se adentró a la edificación, la cual contaba con aproximadamente tres pisos y una terraza. 

⠀⠀Se adentró al nuevo terreno y su marido lo siguió, dejando las maletas en el piso tan pronto como pudo para poder tomar un merecido descanso. 

⠀⠀La tensión de un viaje, siempre era un importante factor a considerar, pero afortunadamente no había encontrado complicaciones a la hora de efectuarlo. 

Jamais Vu; HyunIn ©️ADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora