Visita 2

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Cuando se levantó esa mañana Tenten le dio de comer al gato callejero que venía todos los días a la puerta del pequeño jardín de su departamento.

Con una taza de café en la mano observó como el minino de color blanco y motas negras disfrutaba de la lata de atún, al terminar este maulló hacia ella y después de mirarse fijamente por unos momentos el gato desapareció y ella volvió a dentro para prepárese para un nuevo día de trabajo.

—Ese gato solo se aprovecha de ti cada mañana seguro tiene casa, comida y techo donde dormir.

Tenten se sobresaltó por la voz femenina detrás de ella y casi tiró su taza.

—Hanabi, ¡maldición me has dado un susto de muerte! —volteó hacia ella frunciendo ligeramente el ceño— ¿Qué haces aquí?, ¿dormiste aquí?

—Si —dijo la chica sin importancia— tú y Neji-niisama me dijeron que podía venir cuando quisiera y a la hora que quisiera.

—Lo sé y eres bienvenida siempre —le sonrió antes de ofrecerle una taza de café recién hecho por ella ya dentro del departamento— ¿Qué sucedió esta vez?, ¿otra pelea con tu padre?

Hanabi abrió un frasco de galletas de la mesa de la cocina y dio una mordida a una antes de responder.

—Si, no deja de repetir lo importante que es que su ahora única heredera esté encerrada estudiando y estudiando —ella se expresó irritable, Tenten rio escuchando a la adolescente quejarse de lo molesto que era su padre, le recordó a ella misma hace años— así que antes de que pasara una hora más sermoneándome por el destino del resto de mi vida tomé mis cosas y vine ayer a pasar la noche aquí, llegaste muy tarde anoche de tu trabajo especial ya no quise molestarte.

Tenten tomó el expediente desorganizado de la mesa del comedor y puso todos los papeles en orden en la misma carpeta, descuidadamente unos papeles cayeron y ella se dispuso a levantarlos.

Fue entonces cuando se detuvo en seco mirando sus manos sin querer.

"...apuesto a que no notas las heridas hasta que terminas el entrenamiento... o quizás las siente y decides ignorarlo a propósito..."

Negó mentalmente y terminó de recoger las hojas faltantes.

—¿Ocurre algo?

Hanabi la miro con curiosidad Tenten sonrió despreocupada.

—Nada, dormí tarde armando perfiles de información es todo.

—¿Y cómo va esa misión de rehabilitación de escorias de la sociedad? —Hanabi pregunto con sumo interés de escucharla con atención— ¿algo interesante?, ¿alguno de ellos esta realmente trastornado?, apuesto a que tienen camisas de seguridad como las películas de locos o quizás un vidrio que te separa de ellos como aquella película del sujeto que come personas —Hanabi le sonrió divertida y extendió los dedos haciendo curvas con ellos y finalmente se puso las manos tapando su boca y mostrando sus dedos como rejillas en su boca imitando una mascara que Tenten reconocía de esa película que ella mencionaba.

La castaña rio con diversión antes de contestar.

—No para nada, es una cárcel no un psiquiátrico Hanabi —paso junto a ella lavando la taza que había ocupado— no hay mucho que contar, solo criminales sin remordimiento alguno tomará tiempo reunir la información y dar un veredicto, pero si quieres mi opinión no creo que liberen a ninguno de la noche a la mañana.

—Rayos y yo que quería algo de acción al fin como verlos escapar en un motín hacia su libertad y que tuviéramos que regresarlos, estos tiempos de paz son más aburridos que mi abuela —Hanabi fue a recostarse en el pequeño sofá de la sala mientras comía otra galleta.

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